Para empezar, la buena nueva de la incorporación del meta belga y el fichaje de Lunin supondrían el mal trago de tener que comunicar a Keylor Navas o a Casilla que no entran en sus planes. Se antoja muy complicado que un club como el Madrid pueda sostener a tantos porteros de envergadura en la plantilla.
Parecía que el catalán tenía todas las papeletas para salir, hasta que reveló que el club le había dicho que iba a seguir. Además, el costarricense cuenta con un gran cartel internacional y su marcha podría ser una gran operación en lo económico.
La gestión de los minutos de Vinícius será importante también. A caballo entre el primer y el segundo equipo, debe buscar el equilibrio entre un protagonismo oportuno y que la Segunda B no le maree ni le suponga una amenaza. Lo que Lopetegui vea de él en verano será clave para determinar sus opciones con los mayores.
En cuanto a Kovacic, se ha reafirmado en su deseo de abandonar el barco para tener protagonismo. El entrenador del Madrid lo ve como un jugador determinante en la gestión de los minutos para el centro del campo, pero el croata está enrocado y parece que será difícil hacerle cambiar de opinión.
La salida de Marcos Llorente era un hecho hasta la llegada de Lopetegui. El nuevo técnico confía en él, pero la rotación podría ser de nuevo complicada y dejarle sin minutos. Los amistosos de pretemporada podrían suponer un banco de pruebas importante, aunque varios equipos andan pendientes de la situación para solicitar su préstamo, especialmente el Alavés.
Por último, dos canteranos buscan su sitio como último miembro en la delantera. Ambos son del gusto del guipuzcoano, pero solo puede quedar uno. Independientemente de los fichajes que pueda haber, todo apunta a que bien Borja Mayoral o Raúl de Tomás se quedarán en el equipo para tener oportunidades. Al otro le tocará salir cedido.