Los minutos previos al descanso están considerados como los idóneos para marcar debido al golpe psicológico que supone para el rival. El Eintracht, lejos de golpear solo una vez, lo hizo por partida triple ante el Friburgo.
En el minuto 36, Haller abrió la lata aprovechadno una asistencia de Rebic, a quien cedió el testigo goleador para que hiciera el segundo tanto de la tarde solo cuatro minutos después con un golazo desde fuera del área.
En el 45', para terminar de acabar con las esperanzas visitantes, Jovic, con su gol número 13 en Bundesliga, firmó el tercero y dejó el partido casi visto para sentencia a unos segundos del final de la primera mitad.
Además de magia en ese tramo de partido de nueve minutos, el Eintracht demostró una eficacia del 100%, ya que solo disparó en tres ocasiones en la primera parte... y esas tres fueron las de los goles.