No es fácil jugar en un grande. La historia está llena de buenos jugadores sepultados por el peso histórico de un escudo como el blanco. Lo está sufriendo en sus carnes el delantero serbio, a quien se le escapó un buen tren en el Estadio Jan Breydel.
Además, por doble motivo. Primero, porque estuvo bastante gris el día que más focos tenía encima. Cierto es que Mignolet le negó un tanto en la primera mitad y que participó en la acción que hizo subir el 1-2. Sin embargo, se mostró bastante invisible en la mayor parte del choque.
Para más inri, tanto Rodrygo como Vinicius, otros de los que, como él, están en la lista de meritorios para sumarse a un ataque donde son fijos Benzema y Hazard (cuando no está lesionado), marcaron un tanto cada uno.
Las musas de los brasileños incidieron en la sequía de Jovic. Era difícil para él mostrar en un solo día todo lo que no ha podido, por falta de más oportunidades, en los meses previos. Pero tampoco pareció estar listo para la reivindicación.
Para colmo, ni siquiera completó los 90 minutos en el terreno de juego; Zidane decidió que Benzema entrara por él en el minuto 77. Un mal broche para un día tibio de un tipo al que le está costando vivir a la sombra del francés y no tener ritmo de competición, pues del Eintracht vino con unos números envidiables.
Hasta el momento, el serbio ha participado en 12 partidos, aunque solo completó una vez los 90 minutos (ante Osasuna) y acumula un total de 397, apenas 33 por encuentro.