A la tercera fue la fallida para el nuevo Barça de Koeman. Un equipo que había mostrado unas cualidades que no se dejaron ver este domingo en el Camp Nou, aunque no fue cosa solo demérito azulgrana.
Cuando se analizan los partidos de los grandes, se puede caer en el error de otorgar méritos o culpas únicamente a estos. Y para evitar ese desagradable efecto para el aficionado, calcaremos a Los Simpson en aquel famoso capítulo que contaban el mismo día desde los ojos de Bart, Lisa y el resto de los amarillos más famosos de la historia.
El domingo del Barça
Koeman volvió a repetir su once de gala. En este caso, lo que pudo de él. Lenglet, sancionado, dejó su lugar a un Araújo que cumplió con creces durante sus pugnas con Ocampos. Arriba, Messi y Ansu Fati centraban la atención y Griezmann, la tensión. El francés sigue siendo la diana a la que tirar los pocos dardos que, hasta ahora, ha provocado este nuevo Barça.
Por el nivel del rival, alguno se pensó que el Sevilla haría lo mismo que el Villarreal. El 4-0 y la pobre imagen de los amarillos fueron una gran presa para un equipo que, tras visitar Vigo, acumulaba un parcial de 7-0 en sus dos primeras jornadas. Pero a la tercera...
No pudo el Barcelona hacerse con la bola cómo manda el estilo de Koeman. De hecho, perdió la posesión en el cómputo general, un dato más que relevante del partido. Se encontró con la valentía de un rival que le robó el balón, le negó la conquista del territorio y le dio dolores de cabeza.
En una de las primeras llegadas, llegó el tanto de De Jong. El del Sevilla. El del Barça no pudo despejar bien un centro de Suso y el delantero empaló un duro remate que, aunque centrado, superó a Neto.
Pero los azulgranas reaccionaron de la mejor manera posible. Messi empezó a aparecer, aunque solo lo haría a gotitas, y buscó a Alba con un pase a la izquierda que fue despejadpo por Navas. Sin embargo, el balón fue a parar a los pies de un Coutinho que sigue con la flechita para arriba y batió a Bono, algo descolocado por lo improvisado de la acción.
Ansu Fati y Leo tardaron en aparecer, pero, al menos, dejaron detalles. No pasó lo mismo con un Griezmann que, en las pocas que tuvo, estuvo lejos del cinco raspado. Una combinación entre los dos primeros hizo aparecer al chico de la ilusión, que su disparo acabó en las manos de Bono.
El inicio dejó una media que se disipó en lo que a goles se refiere. De hecho, no ocurrió nada más en el primer tiempo a tenor de un intento de Alba de marcar una falta desde el centro del campo o una clásica de Leo. Su tiro de zurda desde la frontal se marchó desviado pese a la preciosa rosca. Más preciosa que precisa.
La segunda parte le dio al Barça el cartel de segundón. De equipo chico. De remolque. Ahora veremos en el 'domingo del Sevilla' por qué, pero las bases de Koeman desaparecieron. Errático De Jong, grises los atacantes y solo a buen nivel una defensa que tuvo que lidiar con la valentía de un Sevilla que dominó en gran parte del segundo tiempo.
Metió el neerlandés a Trincao y Pedri por Ansu Fati y Griezmann en busca de remover un árbol que solo recibió el soplo de una leve brisa en los últimos minutos. También tuvo minutos Pjanic y debutó Sergiño Dest. El nuevo fichaje reemplazó a Alba, lesionado, pero apenas pudo hacer nada en sus 15 minutos, mismo tiempo que no le sirvió al bosnio para hacerse con la manija del equipo 'culé' y del choque.
La recta final sí dejó ver la ambición del Barça. Messi dio un paso adelante y empezó a zarandear a una gran defensa rival. Fue más sensación que ocasión hasta que llegó la que no pudo festejar De Jong por la rápida acción de Koundé, que despejó su remate, y sobre todo la de Trincao. El ex del Braga se plantó ante Bono, pero no pudo batir al meta sevillista. Y el pitido final, después de una petición de penalti de Leo en un cruce de Diego Carlos, confirmó la fallida en la tercera noche oficial de Koeman.
El domingo del Sevilla
Emery, un viejo conocido del sevillismo, marcó unos días la línea que debía evitar cualquier equipo con armas que quisiera triunfar en el Camp Nou. Porque otros no tienen mucho con lo que pelear, pero meterte en una cueva con buenas escopetas y esconderte del oso en vez de dispararle no suele acabar en grandes noticias.
El Villarreal se escondió y el Sevilla, todo lo contrario. Desde 2002, no ganaban los andaluces en el templo azulgrana. Un mes de vida tenía Ansu Fati. Esta vez tampoco lo hicieron, pero sumaron y convencieron.
Desde los primeros minutos, la intención fue hispalense. Dos avisos de Ocampos dejaron paso al gol de un De Jong que necesita de estas pescas para renovar su crédito en Nervión. El delantero hizo de '9' y mandó a la red lo que todavía no era más que medio balón en el área.
No pudo celebrar demasiado el Sevilla, ya que recibió el empate de Coutinho. Todo ello pese al gran partido de Koundé y Diego Carlos. Especialmente fino anduvo el francés, que trae de cabeza a directivos, técnicos, jugadores y aficionados con su posible marcha al Manchester City.
Tras el 1-1, el Sevilla dio un paso adelante. Neto no tuvo que trabajar en exceso, pero el balón fue rojo y blanco. En el 19', Fernando se quedó sin remate en boca de gol por solo unos centímetros tras un pase desde la derecha de Navas, el Benjamin Button del fútbol español.
El paso de los minutos transformó las llegadas de los de Lopetegui en dominio. En posesión. En el ritmo que se le antojaba a los Rakitic, Ocampos y cía. Cuajó un buen choque el croata en su regreso al Camp Nou. Antes del descanso, Joan Jordán pudo poner el 1-2, pero su testarazo no tomó la dirección adecuada.
El verdadero dominio sevillista llegó en la segunda mitad. Especialmente, tras la hora de partido. Munir y En-Nesyri entraron por Ocampos y Suso y el delantero marroquí supuso un extra de mordiente en las llegadas. Una de ellas provocó el balón al larguero de Araújo, que intentó rechazar un centro-chut del ex malaguista y casi mata a los suyos.
Dos minutos más tarde, Rakitic rozó la escuadra con un zurdazo ajustado antes de la doble ocasión de Koundé. Remató de forma idéntica dos saques de esquina en un minuto al mandar fuera por poco el balón para que En-Nesyri, en el 72', cabecease alto un centro al segundo palo y acabase el quinteto de ocasiones de un equipo que arrinconó al nuevo e ilusionante Barça.
Bono se sumó a la fiesta para sostener al equipo en la recta final y dejar el cero en el casillero de derrotas del cuadro andaluz. Mismo dígito que luce en el del Barça. Ambos equipos, con siete unidades, se reparten la quinta y sexta plaza, aunque el mejor bagaje de los 'culés' le dejan por delante.