Villarreal y Osasuna han disputado un encuentro intenso, plagado de ocasiones, sobre todo en la segunda mitad, en el que los goles se concentraron en un breve lapso de apenas diez minutos.
Empezó el Villarreal tratando de mandar sobre el terreno de juego, pero el fútbol pegajoso de Osasuna puso las cosas difíciles a los de Calleja.
Pudo complicársele mucho el partido a Osasuna por culpa de Estupiñán, quien a los tres minutos ya estaba amonestado, y poco después cometió una mano infantil que llevó a Arrasate a probablemente meditar si cambiarle antes del descanso.
Jugó con fuego el lateral rojillo durante la primera parte, en la que hubo pocas ocasiones de gol. El dominio se fue alternando entre ambos equipos, y el Villarreal comenzó a merodear el arco rival en la recta final.
La conexión Cazorla-Alcácer empezó a funcionar, y el flamante fichaje invernal de los amarillos fue ajustando su carrera hasta que por fin logró evitar el fuera de juego, al filo del descanso, para adelantar a los suyos.
Un gol que llegó con suspense, porque el linier levantó el banderín y el colegiado, a instancias de su asistente, lo anuló. Sin embargo, el VAR acudió al rescate del Villarreal, demostrando que Alcácer había partido desde su campo, lo que evitaba la posibilidad del fuera de juego.
Osasuna se fue al descanso tras recibir este mazazo, pero saltó al segundo tiempo con energías renovadas, como si no hubiera ocurrido. Los de Arrasate salieron como un rodillo, y en el 48', tras un par de córners consecutivos, Aridane logró batir a Asenjo.
Fue un saque de esquina muy mal defendido, en el que Funes Mori estuvo más preocupado por molestar al central rival que por despejar, y al final no hizo ni lo uno ni lo otro.
Se había reenganchado al partido Osasuna, pero la alegría duró poco en el banquillo visitante. Dos chispazos de los locales hicieron cortocircuitar al cuadro navarro.
En el 54', Cazorla encontró a Rubén Peña, hoy lateral por la banda izquierda, y este, previo recorte que mandó a Castellón a Nacho Vidal, la cruzó al palo largo, haciendo el 2-1 para el Villarreal.
Ese tanto desconectó a Osasuna, que acabó por pegarse un tiro en el pie tres minutos después, cuando en un nuevo balón para Alcácer, Aridane cometió penalti. Penalti que Cazorla transformó, para dejar visto para sentencia el encuentro.
Arrasate se la jugó con los cambios, refrescó a sus delanteros y merodeó el gol que le metiera de nuevo en el encuentro, pero Arnaiz y Gallego se toparon con un Asenjo que, pese a tener poco trabajo, rindió de forma excepcional cuando fue exigido.
Evitó el portero palentino que recortase distancias el rival, y permitió que el Villarreal tuviera una recta final de partido bastante plácida. Al final, tres puntos que se quedan en casa, y que permiten al Villarreal mirar de nuevo a Europa.