El triunfo del Liverpool ante el Leicester obligaba este domingo al Manchester City a ganar sí o sí para que la conquista del tercer título de Premier consecutivo no fuera una quimera. Y el conjunto de Mánchester lo sabía.
Por ello, desde el comienzo, el conjunto de Pep Guardiola salió dispuesto a controlar el esférico y encerrar al Wolverhampton.
El cuadro 'citizen' tenía claro que el encuentro iba a ser un ejercicio de paciencia y así se lo tomó ante el ordenado cuadro dirigido por Nuno.
Los pupilos de Pep tocaban y tocaban, con Agüero teniendo en los primeros minutos una buena ocasión en el interior del área.
Sin embargo, el Wolves avisó de sus intenciones en el minuto 5, con Cutrone aprovechando un error de la zaga local para plantarse solo ante Ederson. Su remate, por desgracia para él, se marchó cerca de la escuadra.
Pese a que el City apretó de inicio, la lesión de Saiss cortó el ritmo al equipo mancuniano, que se llevó después un par de sustos firmados por el gran protagonista del choque.
Y es que Raúl Jiménez, con dos excelentes galopadas, dejó en evidencia a la defensa del City, pero Fernandinho y Ederson evitaron su gol.
El campeón reaccionó bien a las dos ocasiones en contra, pero Rui Patrício demostró su categoría ante un duro disparo de Sterling y otro zapatazo de Walker al filo del descanso, que llegó con el 0-0 en el marcador.
Tras la reanudación, el guion del encuentro no cambió en absoluto y el City continuaba llevando la inicitaitva.
Pese a ello, el paso de los minutos iba haciendo mella poco a poco en la mente de los jugadores locales, que veían como el Wolves estaba perfectamente plantado sobre el campo.
Las ocasiones claras no acababan de llegar y la desesperación era cada vez más evidente. Solamente un magistral lanzamiento de falta al larguero de David Silva inquietó realmente al equipo de Nuno.
La madera sonrió al Wolves, que esperaba con calma una contra que llegó a diez minutos del final.
En el 80', una nueva galopada de Raúl Jiménez, con un roto terrible a Otamendi por el camino, acabó con el 0-1 de Adama Traoré.
El gol dejaba al City a ocho puntos del Liverpool y el equipo de Pep se fue arriba con todo en busca de una remontada imposible.
Con mil huecos atrás y todos los jugadores 'citizen' arriba, Adama volvió a cazar una contra (0-2) en el último suspiro para congelar al Etihad y dejar al campeón en la lona.