La tranquilidad de Borja Fernández y de la afición del Real Valladolid por la salvación de 2019 pronto tornó en disgusto y dudas. Al ex jugador le detuvieron en su casa un 28 de mayo y, de repente, el partido comenzó a estar en duda por estar investigado en el marco de la 'Operación Oikos'.
Un año después, libre y sin apenas pruebas que le incriminen, Borja aseguró que aún espera poder recuperar la vida que iba a iniciar tras su retirada.
"Sigo sin cobrar, sin desarrollar mi vida con libertad... Seguimos igual que al principio. Desde hace varios meses, me han quitado todas las medidas cautelares, no tengo que ir a firmar y me han devuelto el pasaporte. Ya puedo salir de España. Esto deja entrever que está claro que no tengo nada que ver con esto. No hay ninguna prueba", explicó el ex futbolista, que iba a entrar en el organigrama deportivo del club pucelano.
"Estoy más indignado que nunca. Si ya en el momento estaba mal con todo lo que había pasado, con lo poco que la Policía había investigado, simplemente es lo que llevo manteniendo siempre. Que les cuadró una hipótesis y no se pararon a investigar más hasta que nos detuvieron", continuó.
"Ahora resulta que se hace pública una conversación de Aranda en la que dicen que del Valladolid no se sabe nada y, solo ahora, la Policía dice que no hay pruebas de que ese partido estuviera amañado. Un año después", dijo del Real Valladolid-Valencia que cerró la Liga.
Borja, que pidió respeto para Jorge Molina, relacionado con el caso de una forma similar a la suya, lamentó para concluir que ya haya sufrido un castigo sin ni tan siquiera merecerlo: "Si hubiera hecho algo malo, sería más fácil de asumir, pero no es así. Y ya llevo suficiente castigo".