Como ya hizo en el Álvarez Claro, el Melilla arrancó el encuentro con personalidad, queriendo llevar la manija y en dos minutos dispuso de dos ocasiones, aprovechando dos despistes de Keylor Navas, que regresaba por la Copa, y Carvajal, carrilero zurdo de urgencia.
Sin embargo, los dos sustos no hicieron si no despertar al Real Madrid, que no tardó en quitarle las riendas a su contrincante y asumir el protagonismo. Aceptando el baile melillense, el conjunto blanco dio paso al correcalles para el que cuenta con Vinicius y Asensio como caballos ganadores.
Apenas se había cumplido el primer cuarto de hora, cuando el mallorquín desnudó a la zaga local y sirvió en bandeja el tanto a Isco. Aunque el malagueño no atinó a la primera, sí le sirvió para desempolvar la chistera y desquitarse tras el escarnio público al que le somete Solari.
Mientras Vinicius coleccionaba ocasiones desperdiciadas, Asensio fue ganando confianza hasta abrir el marcador y firmar un doblete en apenas dos minutos. Si primero aprovechó la laxitud defensiva 'azulina' para colarse hasta la cocina; el segundo tanto lleva media firma brasileña, que desbordó desde el costado con un vertiginoso cambio de ritmo para regalar el tanto.
Los dos goles del Madrid dejaron grogui al Melilla, que cuando quiso reaccionar se encontró con el tercero. Asensio redondeó su tarde con una asistencia a Javi Sánchez. El canterano superó a Pedro Moreno con un sutil remate que amplió la renta con la que enfiló el túnel de vestuarios.
El conato de remontada tras el descanso apenas duró dos minutos, lo que tardó Isco en quitarle las telarañas a la escuadra melillsense. El malagueño acarició la pelota para inventarse una rosquita imposible para el guardameta visitante, que puso en pie al Santiago Bernabéu.
Lejos de darle tregua al Melilla, el Real Madrid buscó con ahínco la portería de Pedro Moreno. Más allá del resultado del partido y la eliminatoria, sobre el terreno de juego había muchas cuentas pendientes y el equipo melillense iba a pagar todos los platos rotos.
A falta de un cuarto de hora para el final, Vinicius, que acaba de desperdiciar un mano a mano, besó las mallas del Santiago Bernabéu. El brasileño, aliado con la fortuna, necesitó hasta dos rebotes para hacer buena su enésima diagonal en el área 'azulina'.
Un penalti inocente de Javi Sánchez sobre Yacine dio al delantero la oportunidad de 'salvar la honra' a un Melilla que todavía tuvo que encajar otra obra maestra de Isco. El malagueño aprovechó la galopada de Fran García para, con un exquisito control, girar y reclamar su sitio en el Real Madrid.