Dentro de los grandes de Europa, el Tottenham es prácticamente un novato. Tras años con presencia en Europa pero sin peso en las competiciones continentales, llegó el despertar de 2019 y, con él, el adiós a los complejos de un equipo con potencial y mucho que decir.
No es fácil plantarse en el Allianz Arena convencidos de ganar. Era la final de un torneo veraniego, sí, pero las gradas del feudo bávaro crearon un ambiente de partido oficial e importante. La Copa Audi es ya una tradición anual y el estadio prácticamente se llenó para ver a Kovac y los suyos.
Sin embargo, lo que se vio en Múnich no fue más que el hambre de un Tottenham al que su histórico subcampeonato europeo del pasado curso le supo a poco. Comenzó el partido sin Kane, Eriksen ni Son -que saldrían en la segunda mitad-, pero los Lamela, Alli y Moura dejaron claras sus capacidades.
Moura avisó a los seis minutos con un cabezazo a bocajarro que no subió el marcador porque Neuer estaba enfrente, pero el meta alemán no pudo hacer nada poco antes del ecuador de la primera mitad cuando Lamela remató un pase de la muerte en pleno corazón del área.
Los 'spurs' mostraron mucho más y al Bayern le costó horrores acercarse a la meta londinense. Lo más cercano que estuvieron del empate llegó con un disparo lejano de Nollenberger que se marchó fuera por bastante.
Reacción por chispazos
La segunda mitad mantuvo la tónica, pero la entrada de jugadores como Lewandowski, Müller o Alaba dieron más personalidad a un Bayern que ya sí asustaba al llegar al área rival... aunque el segundo gol fue de Eriksen y llegó mediante un genial disparo al palo largo que fue imposible para Ulreich.
Ese gol pudo matar a los de Kovac, pero Arp lo evitó al firmar el 2-1 unos segundos más tarde. La rápida reacción dejó el partido en el aire y, aunque el Tottenham lo controló, no pudo hacer nada cuando Davies se sacó un disparo imparable desde cerca del balcón del área para el 2-2.
El choque se decidió en la tanda de penaltis, donde la muerte súbita hizo justicia con un equipo que merecía levantar la Copa Audi. El Tottenham se impuso 6-5. Boateng efectuó el lanzamiento definitivo, que Gazzaniga despejó con una gran estirada.