Para el Alavés sabe mucho mejor

El Alavés llegaba mucho más necesitado a este partido frente a un Atlético que se ha visto a demasiada distancia de todo el mundo en esta recta final de Liga. El partido tuvo una primera mitad que mezcló el respeto y el miedo a perder de unos y la falta de ambición de otros. Solo puso algo de sal la casi expulsión de Julián Álvarez que evitó el VAR. En la segunda, ambos espabilaron y buscaron mucho más al área rival, aunque sin demasiada consistencia. Cuando ambos lo intentaron, se encontraron con dos intervenciones salvadoras de Oblak y Sivera, que pusieron de su parte para que el marcador no se moviese del 0-0 inicial.
Fue una primera parte realmente mala. Bien por la tensión de parte de un Alavés que sabe lo muchísimo que tiene en juego en estos últimos partidos de Liga o por la relajación que, de forma indirecta, pueda tener el Atleti sabiendo que el título era casi imposible y que tiene una importante renta con su posición Champions. Para el espectador neutral fue más interesante tratar de conocer ese diagnóstico que ver esos 45 minutos de fútbol en Mendizorroza. No fue por falta de entrega o de actitud, todo lo contrario. Se impuso la intensidad a la creatividad, algo que dejó muy poco que ver en ese primer tramo más allá de alguna internada individual de Julián Álvarez, que iba a ser protagonista en los minutos finales antes del paso por vestuarios.
En un lance en el costado izquierdo, el delantero metió la pierna, fue arriba contra Garcés y Martínez Munuera le sacó la cartulina roja. Entendió el colegiado que la 'Araña' le había clavado los tacos al defensor. Nada que ver con la realidad. El colegiado fue a ver la acción repetida al VAR y apreció cómo esa acción de Julián no merecía más que amarilla por la imprudencia de levantar los tacos. Fue un gran susto para Simeone, que no se podía creer la expulsión desde la banda. Finalmente, con 11 en ambos equipos, llegó el descanso.
Ese compromiso defensivo en ambos equipos se mantuvo en la segunda parte, pero también aceptaron cierto riesgo en sus ataques, algo que clarificó mucho más las jugadas para que aparecieran las ocasiones. El Alavés avisaba al espacio con Carlos Vicente y Kike García atacando las espaldas rivales. El Atleti mejoró muchísimo con Sorloth amenazando el área tras sustituir a Griezmann. El francés fue titular después de su anterior suplencia, pero lo cierto es que aportó muy poco en últimos metros. Solo esa sensación de peligro del noruego ya aportó mucho a los rojiblancos, que empezaron a meter balones a la zona de acción del ariete.
Esa atención que requiere siempre Sorloth libera también a Julián Álvarez, que creó una de las más claras del encuentro. Tras colarse por banda derecha, puso un pase de la muerte que Guevara despejó para salvar lo que era un 0-1 cantado de los 'colchoneros'. Fue de lo poquito de la 'Araña' en fase ofensiva en el partido. Se crecieron los rojiblancos con más presencia en el último tercio rival... y justo llegó una de las más claras de los locales. El Alavés encontró a Kike García en el interior del área y, de puntera, probó a un Oblak que estuvo atento para salvar el partido con una mano abajo. El esloveno tuvo poco trabajo, pero fue influyente en el choque.
Casi por envidia, le replicó luego Sivera. El arquero del Alavés se llevó el 'MVP' del partido y buena parte de culpa la tuvo esa intervención que dejó ante Lenglet a la salida de un córner. El francés colocó con el pie al palo largo la pelota, pero el guardameta español se estiró lo suficiente para malograr la diana atlética. A partir de ahí, el cuadro de Vitoria pareció aceptar que el rol que debía tomar en los últimos minutos era el de defender un punto trabajado ante un equipo siempre exigente. El Atleti siguió insistiendo más por inercia que por fútbol y ocasiones, pero se encontró a un cuadro 'babazorro' comprometido, intenso en defensa y con hambre para llegar a esos 35 puntos que ahora suma y que le acercan al objetivo.
Este empate le sirve de mucho al Alavés, que llega a esos 35 para dejar, por ahora, tres de renta por encima del descenso y empatar a un Girona que cada vez se ve más cerca de la quema. Los de Coudet, además, enlazan tres partidos consecutivos sin perder dejando esas buenas sensaciones de cara al tramo final del campeonato. El Atleti, por su parte, puede tener esa sensación de que le sabe a poco, pero lo cierto es que tampoco fue a por el partido desde el inicio consciente de su estable situación en la clasificación, ahora con siete más que el Athletic -que debe jugar- y a nueve del líder, el Barça, que también debe salir a escena.