Alemania pudo golear a Países Bajos, pero no lo logró. La mala fortuna convirtió lo que podía haber sido una paliza inmisericorde en un triunfo sufrido como pocos se recuerdan.
Medio minuto necesitó Alemania para ponerse por delante en el marcador. Y en el 8' ya ganaba 0-2. ¿Cómo se le iba a escapar el partido con ese arranque perfecto?
Florian Wirtz fue el gran protagonista de esos primeros minutos. Anotó el primer tanto, al culminar la primera jugada de ataque de su equipo, sin que nadie de la selección rival hubiera podido tocar el balón.
Nmecha avanzó por la banda, y con el exterior puso el balón para que Wirtz se adelantase a todos y batiese a placer a Bijlow. Y, como Países Bajos no reaccionó al gol, le cayó otro.
Fue en el 8', de nuevo con Wirtz como protagonista, esta vez asistido por Baku. Recibió el delantero del Bayer Leverkusen en la frontal, se quitó de encima a Botman con un amague y la cruzó perfecta e inalcanzable para Bijlow.
Con 0-2 en menos de diez minutos, Alemania se relajó, y su rival no supo aprovecharlo. La falta lógica de tensión evitó que la renta fuera aún mayor, pero no fue por falta de oportunidades.
De hecho, tuvo Alemania una clarísima, con un libre directo de Berisha en el 20' que se estrelló en el poste. Pero ni así despertó el combinado 'Oranje' del letargo en el que el doblete de Wirtz le había sumido.
Para colmo, Países Bajos jugó casi todo lo que restaba de primer tiempo con su mediocentro amonestado. Harroui estuvo condicionado 20 minutos, y se jugó la segunda amarilla en el 40'.
Acabó el combinado neerlandés el primer tiempo contra las cuerdas, pidiendo la hora. Caía 0-2 y no fue más de milagro. Pero eso iba a cambiar en el segundo tiempo.
Sin embargo, aunque Países Bajos arrancó con otro espíritu, solo la fortuna evitó que encajara otro par de goles. En concreto, otros dos, el 'hat trick' perfecto de tiros al poste de Berisha.
El primer tiro al palo lo firmó con la diestra, y en el 60' se topó de nuevo con la madera, con un buen zurdazo que el poste repelió con violencia. Y en esa misma jugada, un remate de cabeza suyo pegó en el larguero.
Eso fue lo que hizo a Países Bajos despertar ya del todo. Porque justo tras esos dos tiros al poste, y con Alemania apretando para meter de una vez el tercero, marcó Schuurs al cazar en el área un balón suelto.
El partido cambió de forma radical. Alemania, que lo tenía bajo control (o eso creía), se encontró de repente luchando por no encajar el segundo. Países Bajos jugaba empujada por la moral que da verse tan cerca después de haber estado tan lejos.
Los cambios de uno y otro equipo fueron en ese sentido: los neerlandeses se lanzaron a por el segundo gol y los alemanes, a controlar de nuevo un partido que se les había escapado.
Y lo hicieron, pero no sin algún que otro susto, como el gol anulado a Boadu en el 85'. Alemania se metió en la gran final sufriendo, algo que nadie hubiera dicho en el 10' del primer tiempo, a la vista de cómo había arrancado el encuentro.
Países Bajos se despide del Europeo con dignidad, habiéndose metido en un partido del que parecía que saldría humillada. Alemania jugará su tercera final del Europeo Sub 21 consecutiva. Ganó una y perdió la última, ¿pagará Portugal los platos rotos?