España ha callado bocas, muchas bocas. En el ambiente había muchas dudas con 'la Roja' después de tres partidos sin ganar y parecía imposible imponerse a Alemania para estar en la 'final four' de la Liga de las Naciones, pero los amantes del fútbol sabrán que todo es posible. España resurgió dando un recital y demostrando un nivel digno para ser campeón. Ha sido solo un partido y faltaron caras, pero qué partido.
En La Cartuja se preguntan si Alemania se presentó al choque. Básicamente porque ni tan siquiera chocó. Si una imagen vale más que mil palabras, los datos ya confirman lo que fue un auéntico baile. 67% de posesión y solo un disparo entre los tres palos. Gnabry descargó su rabia con un trallazo a la madera y esa fue la ocasión más clara de Alemania. Si hubiera bolígrafo y papel, faltarían tinta y folios. El guion solo tiene un color y ese es el rojo.
Desde las galopadas de Gayá hasta Fabián, pasando por Ferran Torres, Rodri o Koke. Todos sacaron sobresaliente en la escritura de un poema dedicado al fútbol en La Cartuja. 89 años han tenido que pasar para que a Alemania le caiga otro resultado de esta talla.
Ramos avisó con un disparo de libre directo que sacó Neuer y al poco se lesionó Canales. El del Betis se llevó las manos a la parte posterior del muslo y en su lugar entró Fabián. El del Nápoles comenzó a quitar los cerrojos de la puerta grande.
Pau Torres llegó a cortar en dos ocasiones hasta que a los 17 minutos sonó la primera campanada. Morata se volvió loco delante de las cámaras tras un testarazo desde el segundo palo ante el que nada pudo hacer un Neuer al que le era imposible imaginar, y a toda España, lo que quedaba por delante.
Y pudieron ser más de seis. A Morata le anularon un gol que tuvo más de legal que ilegal, pero en estas ocasiones es cuando se olvidan las críticas infinitas al VAR para echarlo de menos. Remate al segundo palo y no subió al marcador por un fuera de juego visto por el linier.
Ferran Torres le costó al City 23 millones de euros y dejó claro que fue un negocio más que redondo. El ex del Valencia se ganó unos 'kilos' más en su valor de mercado, y eso que falló lo que no se puede fallar delante de Neuer, pero se lo pudo permitir.
Dani Olmo saltó más que nadie, el cuero dio en el larguero y el fútbol le envió un regalo a Ferran Torres, que esta vez sí que respiró para firmar un volea imparable hacia el fondo de la red.
Para llegar al descanso, las hojas escritas de este partido contaron que Rodri puso la guinda con otra asistencia de Fabián desde el córner y que con otro cabezazo la mandó a dormir hacia el palo largo. El barrido lo vería Zidane, aunque con las manos en la cabeza porque Ramos se fue lesionado.
Y continuó el baño
Todavía quedaba la otra mitad. España hizo que el reloj corriera demasiado rápido por la diversión y las ganas de más porque siempre les pareció poco el resultado hasta la recta final. Ah, no, Oyarzabal puso el sexto en el 89'.
Pero no tan rápido. Volvamos al pitido inicial de los segundos 45 minutos, que comenzaron con dos fallos de Dani Olmo y de Morata porque quisieron hacer la guerra por su cuenta y olvidaron apoyarse en un compañero mejor colocada.
Eso fue lo que no hizo Gayà. Con una jugada de libro para salir de la presión, Fabián se la dejó en largo al lateral y este se la dejo a Ferran Torres, que batió al meta alemán con un resbalón incluido.
Koke fue una delicia y hasta se atrevió con un taconazo atrás en el interior del área para Ferran Torres, aunque esta vez no tuvo el mismo final feliz. El del City firmó su 'hat trick' con un disparo seco y abajo desde la frontal del área. La cara de Löw lo decía todo, seleccionador que puede tener las horas contadas.
Con aquel tanto de Oyarzabal acabó lo que se puede asemejar a una canción de jazz relajante, una noche de película, manta y Netflix, una copa con tu grupo de amigos. En realidad, fue el espectáculo que tanto le hacía falta a España y en tiempos de pandemia. Qué cosas te deja el fútbol. A la 'final four' con un resultado de tenis.