Cualquier usuario, aficionado o enamorado del fútbol sabrá que creer en los tópicos es algo muy utópico en este deporte. El típico comentario de barra de bar, habitual en la figura de tu cuñado, de "este partido se gana fácil". Algo así podía pensar algún valiente seguidor del Girona, tal y como estaba el equipo. De cómo venía (ganó al Atlético en la última jornada 4-3) y por contra quién jugaba. Visitaba al colista, el Almería, que todavía no sabe qué es ganar un partido esta temporada pese a llevar ya 20 jornadas. Iniciaba a 11 puntos de salir del descenso. Pero esto es fútbol, amigos.
Apostar la mano a que un equipo va a ganar, simplemente por el hecho de ser mejor, te puede dejar manco de por vida. Y aunque todo el mundo tiene derecho a tener un mal día, como en este caso le pasó al Girona en el Power Horse Stadium, lo cierto es que el cuadro catalán rompe muchas quinielas con su empate en tierras indálicas. Y pudo ser peor, que es lo que realmente es noticia. Se comió la novatada de un colista que jugó con el corazón todavía latiendo. No da atisbos de darse por muerto el equipo de Garitano, que mereció más ante un Girona que, pese al empate, queda líder a falta de la jornada pendiente del Real Madrid.
Se abona al código binario el Almería con otro 0-0. Y eso que hizo de todo para marcar. Ya desde los primeros minutos se encargó de avisar Arribas, siempre un incordio con sus zurdazos lejanos. Echó de menos en defensa el Girona a Eric García y también extrañó dominar más pelota, del Almería en la primera mitad. Baptistao probó de lejos, sin éxito ante un Gazzaniga que sí estuvo al nivel de otras ocasiones. Y justo antes del descanso, llegaron más sustos para Míchel: Arribas, casi a puerta vacía, remató de cabeza a bajo y ligeramente desviado un balón de Akieme que era medio gol. De nuevo, otra vez Arribas, se encontró con Gazzaniga tras meter la puntera en un buen centro raso que sacó Baptistao.
Sensaciones muy malas del Girona al descanso. Sorprendentemente, Míchel no movió ficha tras él. Esperanzado por una reacción del equipo, pronto se dio cuenta de que no iba a llegar. Al menos con lo mismo. De hecho, de nuevo fue el Almería el que más cerca estuvo del gol: primero Robertone, con un remate abajo que sacó Gazzaniga. Después, otra vez Arribas con un chut con pierna izquierda que lamió el poste izquierdo de la portería del Girona.
Con Savinho; sin Aleix García
Avisó Míchel de los problemas en el sóleo de Savinho en la previa, pero no se pudo resistir para meter al brasileño en un contexto de partido favorable para él. Se aprovechó de los espacios, de las indecisiones, a veces, del Almería y fue el más travieso en el campo desde que entró. En una de sus primeras acciones, se encargó de provocar una falta peligrosa y una amarilla. Todo lo que pasa por sus botas está lleno de maldad. Pero casi cuando mejor estaba el Girona, llegó la acción que marcó el final del encuentro.
Un buen contragolpe del Girona dejó solo a Gonzalo Melero en la frontal del área. El desorden del cuadro catalán llevó a Aleix García a verse siendo el último hombre. Y tiró por la vía con menos riesgo: ante el posible gol del jugador del Almería, decidió agarrar a su rival. Ni protestó la roja que le mostró el colegiado. Una inferioridad numérica que regó todavía más un partido apasionante en su tramo final.
Porque el Almería se lo creyó todavía más. Más allá de su gran partido y de las muchas oportunidades que desperdició, le echó actitud y se vio todavía más fuerte tras la roja. Y, ahí, el encuentro entró en un combate a golpes constante. César Montes estuvo a punto de firmar el 1-0 tras cazar un balón suelto cerca del área pequeña. Reapareció Luis Suárez, que no tardó en probar el disparo lejano. Y Ramazani, el más eléctrico, era el gran hombre a vigilar por el Girona.
Pero ese ímpetu del Almería llevó al equipo almeriense a dejar espacios. Y el Girona, lejos de acular, aceptó el riesgo y también fue arriba cuando tenía opción. Miguel Gutiérrez leyó mal una jugada que pudo ser el 0-1. Recibió en el área y, en vez de ceder a uno de sus compañeros que esperaban solos en el interior del área, armó el disparo con pierna derecha en una de las últimas acciones. También gritó el casi gol Ramazani, que tras una buena pared con Luis Suárez intentó buscar la escuadra izquierda de la portería de Maximiano. Sin éxito.
Al final, un Almería que mereció más pagó el precio habitual de un equipo cuando está en dinámica negativa. En bucle con la 'ley de Murphy'. Y el Girona, que pese a todo saldrá líder en solitario tras esta jornada, pagó la novatada de, quizás, no haberse estrellado tantas veces en un escenario así, ante el colista en un partido que ya pintaba mal desde el inicio.