Hablar de Andrés Iniesta es hacerlo de un futbolista de seda. Nunca fue el más rápido, ni el más fuerte, pero sí de los que mejor relación ha tenido con la pelota. Sus botas han dejado destellos a lo largo de los últimos 15 años, desde aquel día que un Iniesta (con pelo) debutaba en Mallorca.
Aquella tarde, Van Gaal le dio la alternativa como titular a un Iniesta que lucía el dorsal 34. El de Fuentealbilla ya sabía lo que era jugar en partido oficial con el Barça, en este caso en Champions, pero todavía no se había estrenado en la competición doméstica.
Llegaba el Barça rodeado de críticas después de un 0-3 del Sevilla en el Camp Nou. Sólo podía ganar, y a Iniesta no le tembló el pulso en una cita tan importante. Eso sí, cabe destacar que el encuentro se rompió cuando el Mallorca se quedó con nueve en la primera parte.
Desde entonces, Iniesta ha disputado 425 partidos de Liga con el Barça. Su balance es de 301 victorias, 77 empates y 47 derrotas. 35 son los goles que suma y tiene, además, el curioso honor de no haber sido expulsado jamás.
En el que quizá sea el ocaso de su carrera, Iniesta ha reflotado su fútbol para volver a ser líder del Barcelona, que lleva 15 años jugando mejor cada vez que la pelota pasa por los pies del manchego.