1958: el analfabeto que coronó a 'O Rei'

Enrique Salvatierra hace 6 años 2.9k
Pelé y los jugadores brasileños celebran el título logrado en 1958. FIFA

Garrincha y Pelé fueron las grandes estrellas del Mundial de Suecia, en el que se presentaron otros mitos como Fontaine o Yashin. Brasil conquistaba su primera corona gracias a un equipo de época que enamoró al mundo. Suecia dio la sorpresa en casa en una cita marcada por la presencia de la URSS. La sexta edición, retransmitida para más de 60 países, convertía definitivamente al torneo como modelo de negocio y fenómeno de masas.

LA FIFA volvía a romper la alternancia de sedes entre América y Europa tras repetir incluso la votación y cambió Suiza por Suecia, que ofrecía la tranquilidad y la estabilidad de un país que se había mantenido al margen de la Segunda Guerra Mundial. En la primera y única cita mundialista celebrada en los países nórdicos, Brasil acabaría logrando la primera de sus cinco coronas, una de las más emblemáticas y la que presentó al mundo a un mito como Pelé. Curiosamente, era la primera vez que un país ganaba el título lejos de su continente.

El accidente de avión sufrido por el Manchester United varios meses antes del comienzo del torneo marcó la previa del mismo. Una tragedia que mermó a la Selección Inglesa y que conmocionó al mundo del fútbol, que nueve años antes ya había vivido una desgracia similar con el Torino y la Selección Italiana.

Dos campeones ausentes; llega la URSS

Alemania Federal defendía título en un Mundial en el que la fase de clasificación dejó bastantes cadáveres por el camino. España volvía a quedarse fuera por segundo año consecutivo, esta vez de forma merecida, aunque más sorprendieron las ausencias de Italia y Uruguay, que tampoco habían logrado clasificarse. Ninguna selección asiática o africana logró llegar (ya existían los cupos por continente, pero el hecho de negarse a jugar con Israel les terminó dejando fuera) y el del 58 se convirtió en el primero -y el único- que vio participar a los cuatro combinados británicos (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte).

Paraguay debutaba en la cita, como la URSS, mientras que Checoslovaquia retornaba para intentar recuperar la brillantez que un día tuvo. Hungría también estaba, pero ya sin esa generación dorada que había rozado la gloria cuatro años antes.

En el apartado institucional, llegaban los primeros patrocinadores al Mundial y Telefunken llegó a pagar más de 300.000 dólares de la época para poder retransmitir la cita por televisión. Y en el capítulo de anécdotas curiosas, Irlanda del Norte llegó a solicitar no jugar los domingos por ser el día del Señor, mientras que Argentina tuvo que pedirle camisetas al Malmo porque sólo viajó con una equipación.

Pelé, Fontaine, Yashin, Garrincha...

La fase de grupos dejó detalles interesantes y presentó al mundo a algunos jugadores que se acabarían convirtiendo en leyenda. Brasil avisaba con Garrincha y un tal Pelé, mientras que Francia ganaba protagonismo gracias al tino goleador de Fontaine. En la URSS, brillaba un portero que acaparaba elogios por doquier, Lev Yashin. Una amalgama de estrellas que cada vez eran más seguidas y esperadas.

El petardazo de Argentina, la sorpresas de Irlanda del Norte o Galés alcanzando los cuartos de final y las tempranas despedidas de Hungría o Inglaterra marcaron esta primera fase. Los ingleses seguían siendo castigados en la Copa del Mundo, esta vez tras tres igualadas y una derrota clave en el partido de desempate ante la Unión Soviética. Un solitario gol de Ilyin les mandó a casa demasiado pronto. Otra vez…

En cuartos, Suecia dio la sorpresa ante la URSS y avanzaba recordando la hazaña lograda en Brasil con aquella tercera posición. Brasileños, franceses y alemanes cumplían con el guión y alcanzaban las semifinales con bastante suficiencia, dejando en el camino a Gales (1-0), Irlanda del Norte (4-0) y Checoslovaquia (1-0).

Psicológicamente no apto, futbolísticamente decisivo

Garrincha, ese jugador al que el psicólogo de la propia Selección Brasileña intentó mandar para casa, era el líder de un combinado que había encontrado en Pelé al estilete definitivo. La historia del extremo da para mucho. Analfabeto y procedente de una familia muy des estructurada (de forma surrealista, se rumoreaba que había perdido la virginidad con una cabra y que era hijo de una hermana que había sido supuestamente violada por su propio padre), su inteligencia y elegancia sobre el terreno de juego distaba mucho de lo que ofrecía fuera de él. Nulo conocimiento sobre una vida que dejó episodios surrealistas de todo tipo. En cuanto al delantero, su habilidad goleadora estaba fuera de toda duda y con apenas 17 años ya mostraba el ingenio que le convertiría en el mejor jugador del mundo y, para muchos, de la historia. Mientras Garrincha regateaba rivales y, por qué no decirlo, a sus reconocidos problemas con el alcohol, Pelé destilaba magia y enamoraba al público sueco, que le terminaría sufriendo en la final.

'O Rei', la primera corona y la instauración del 'jogo bonito'

Antes, en Solna, se presentaría definitivamente al mundo con tres goles en la semifinal ante Francia. Fontaine, máximo goleador de aquella cita (con 13 tantos que nadie ha conseguido igualar hasta la fecha) no pudo contrarrestarle. El 5-2 devolvió a Brasil, ya de amarillo, a una final y condenaba a los franceses a luchar por el tercer puesto. Aquel conjunto carioca empezaba a recitarse de memoria en todo el mundo. El Mundial era retransmitido por la televisión para más de 60 países y todo el globo acabó enamorado de esa selección en la que Garrincha, Didi, Vavá, Pelé, Zagallo o Santos pusieron de moda el ‘jogo bonito’. La abrumada victoria provocó que el portero francés se desahogara ante la prensa: "Prefiero jugar contra 10 alemanes que contra un brasileño".

La sorpresa llegaría en la otra semifinal, con Suecia derrotando a la actual campeona para delirio de su público. En el mejor resultado de su historia en los Mundiales, los suecos intentaron arrebatarle la gloria a Brasil, que buscaba ese título que se le había resbalado de las manos ocho años antes en Maracaná. Pelé no dejó lugar a la duda y lideró otra exhibición (anotó cinco goles entre semifinal y final) que le hizo ser sacado a hombros del estadio tras coronarse campeón. ‘O Reí’ había nacido y Brasil se aventuraba como potencia de un deporte en el que sólo habían reinado Uruguay, Italia y Alemania hasta entonces.

Tras la primera epopeya mundialista de Brasil, la FIFA volvió a dirigir su mirada hacia América. Chile se preparaba para acoger la cita de 1962. El fútbol empezaba a dominarlo todo y Pelé se había consagrado como la figura internacional que necesitaba ese deporte para consagrarse.

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