El Málaga frena la caída libre y poco más (1-1)

José Criado hace 2 años 26
Antoñín, el autor del gol del Málaga en La Romareda. LaLiga

Un gran gol de Antoñín puso por delante a los malaguistas ante un Zaragoza que fue mejor hasta que empató Eugeni de penalti mediada la segunda mitad.

Cuando uno cae y cae lo único en lo que piensa es en agarrarse a cualquier rama para frenar el salto al abismo. Y eso ha hecho el Málaga, amortiguar el golpe del Ibiza y del Mirandés y comenzar a sumar lejos de casa y en un partido perro. Un punto ante el rey del empate que al menos sirve para ver que este equipo tiene sangre en las venas, pero que sigue muy lejos de lo que se espera de él.

La mano de Natxo se hizo notar poco. Revolucionó el once con hasta seis cambios, pero su libreto de juego casi no se hizo notar. Sobre todo porque el Real Zaragoza fue mejor de inicio y hasta que se igualó el marcador. Los de JIM, en una crisis algo más aguda que la blanquiazul, movieron mejor la pelota, presionaron más y dispararon más a puerta. El buen hacer de Barrio, el golazo de Antoñín y la fortuna en algunos casos evitaron el descalabro.

Ya se verá si este punto ha sido de inflexión, un punto de partida para algo mejor. La sensación es que este Málaga está ahora mismo superado por sus miedos, no tiene los conceptos claros en la creación de juego y le cuesta un mundo defender las jugadas a pelota parada y los centros laterales. Ha perdido cierta chispa pero al menos ya no hay algunos experimentos: Escassi es mediocentro y hay que salir con delantero centro.

Inicio complicado

Así que arrancó el Zaragoza con varias marchas por encima del Málaga. Y fruto de ello tuvieron tres córners consecutivos y en uno de ellos, la mano salvadora de Dani Barrio (2’) evitó el primero en el marcador. Más presión, mejor plantado y con las ideas más claras salió el equipo de JIM desde vestuarios. Los de Natxo, imprecisos, nerviosos y con muchos fallos en la salida de balón en los primeros 15 minutos de juego, hasta que consiguió comenzar a defender con balón, con la posesión.

Y es que cada córner o cada balón colgado al área malaguista era un drama. El Málaga estaba hecho un flan, carente de personalidad y de calidad. Pero poco a poco le fue tomando el pulso al partido. O al menos, evitaba pasar complicaciones. Y en una de esas, cuando no estaba pasando nada, pasó todo. Roberto robó un balón a Petrovic en tres cuartos de campo, cedió a Antoñín y el palmillero encaró a la zaga con potencia para disparar con el exterior de la diestra y sorprender a Cristian. Era el 0-1 (26’) y ponía La Romareda patas arriba.

Porque a partir de entonces, la sinergia cambió. Los locales parecían los visitantes, en un ambiente hostil y gélido. Y el Málaga cada vez se mostraba más cómodo, aunque no cambiaba sus prestaciones futbolísticas, que seguían siendo pobres. Una falta lejana de Eugeni (33’) que rozó el larguero y un cabezazo de Sabin Merino manso a Barrio (44’) fueron la antesala al descanso.

Pero a la vuelta de vestuarios, de nuevo salió más enchufado el Zaragoza, con las ideas más claras y más ofensivo. Los centros laterales y los balones colgados al área dejaban un poso de inseguridad importante en la zaga blanquiazul, que hasta el momento controlaba con más fortuna que solvencia.

Y Natxo decidió mover el equipo para darle oxígeno al equipo e introdujo en el césped a Febas y Vadillo por Jozabed y Antoñín. Uno para tener más control y el otro para buscar verticalidad (59’). Piernas frescas para inclinar la balanza. Pero lo que se inclinó fue el marcador para el empate. Eugeni transformó un penalti que cometió Cufré (64’) y hacía justicia al juego maño, que había buscado con ahínco.

Con el gol se igualaron fuerzas e hubo intercambio de acercamientos. La tuvo Paulino (77’) con un disparo con el borde interno desde el borde del área. Y metió a Brandon por Roberto (80’) para buscar más presión y más frescura. Pero el marcador no se movió.

Un punto, que mantiene al Málaga en una situación compleja a la espera de comenzar a sumar de tres. Llegará ahora el Almería, que sigue soñando con el ascenso. Un duro partido y otra prueba de fuego para un Málaga que aún no ha arrancado con Natxo González.

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