A cuartos, entre pitos y poca convicción

No atraviesa su mejor momento, y parece que tampoco hace el esfuerzo para superarlo. El equipo de Montella volvió a verse sin alma ni ganas sobre el césped de Nervión ante un Cádiz dispuesto a soñar. Sólo les salvó la determinación de Ben Yedder y Correa... además de la suerte.

Contra todo pronóstico, fue el Cádiz quien empezó apretando y haciéndose con el control. Rozó el gol con un disparo al larguero de Barral al cuarto de hora que pudo cambiar la eliminatoria, pero la fortuna le empezó sonriendo al Sevilla.

Lo hizo de la mano del gol de Ben Yedder a la media hora. El delantero, uno de los mejores junto a Correa, aprovechó un rechace de Rubén Yáñez dentro del área para abrir la lata y dejar casi vista para sentencia la eliminatoria. El Cádiz necesitaba tres goles... y los buscaba.

Dos pies en cuartos... entre pitos

Hubo runrún en la grada durante la primera mitad por la pasividad del equipo local, que salió más relajado que de costumbre, seguramente influido por el 0-2 de la ida. Pero la situación se puso más tensa en la segunda parte.

Y eso que poco después de la reanudación, Correa, el hombre del partido, puso el 2-0 gracias a un cabezazo muy mal defendido por el Cádiz. Después de esto, carrusel de cambios en ambos conjuntos que sirvió para que la afición hispalense mostrara su descontento con algunos jugadores.

Recibieron pitos Vázquez y Muriel al saltar al campo. Todo lo contrario que los jugadores cadistas, que, empujados por un pequeño sector de aficionados que se trasladaron a la capital andaluza para alentar a su equipo, pudieron recortar distancias gracias a una vaselina de Álvaro García al filo del final. No sirvió el gol, pero sí que hizo justicia. 

El Sevilla hizo los deberes a medias. Ya está en cuartos pero tiene que reconquistar a su afición. El Cádiz mostró una buena cara y ahora se centrará exclusivamente en Liga para buscar su vuelta a Primera División.