Un solitario gol de Salah dio la victoria al Liverpool ante el Nápoles y, con ella, el pase a los octavos de final en un duelo marcado por las numerosas ocasiones falladas por el cuadro inglés y una milagrosa parada de Alisson en el descuento.
El Liverpool no falló y, con más sufrimiento del previsto, logró su pase a los octavos de final ante un Nápoles que dice adiós a la máxima competición continental con tan solo una derrota: la sufrida este martes en Anfield.
El duelo comenzó con un ritmo alto y con bastante nerviosismo por parte de ambos conjuntos, que salieron al campo muy conscientes de lo que se jugaban.
Esto propició que las imprecisiones fueran las grandes protagonistas del primer tramo del partido, con numerosos pases fallidos en intentos de triangulaciones rápidas de área a área.
Sin embargo, con el paso de los minutos los dos conjuntos se fueron asentando y, pasado el primer cuarto de hora, era el Nápoles el equipo que parecía más cómodo en el campo.
De hecho, las primeras acciones de peligro vinieron por parte del cuadro italiano, pero el conjunto partenopeo se encontró con un Virgil van Dijk muy atento.
El holandés fue uno de los protagonistas de la primera parte tras una entrada muy dura sobre Mertens que pudo costarle la roja, aunque finalmente solo vio la cartulina amarilla.
El Liverpool, que necesitaba el triunfo, fue cogiendo las riendas del choque sobre la media hora de encuentro y en una genial acción de Salah encontró el premio del gol.
El egipcio quebró la cintura de Koulibaly y superó a Ospina con un disparo cruzado con la derecha que llevó el delirio a Anfield.
Los pupilos de Ancelotti acusaron el gol ante un Liverpool que pudo anotar el 2-0 antes del descanso, pero su falta de puntería hizo que el encuentro se marchara 1-0 a los vestuarios.
Tras el descanso, el equipo italiano salió decidido a buscar el gol que le clasificaba para los octavos de final de la Champions y 'Carletto' comenzó a mover el banquillo.
El ex técnico del Real Madrid introdujo sus tres hombres de refresco (Zielinski, Milik y Ghoulam) en el tramo inicial de la segunda parte y el equipo lo notó.
Las piernas frescas dieron al Nápoles el control del partido, pero pese a su dominio en el césped, las ocasiones escasearon.
El despliegue físico partenopeo empezó a pasar factura y el Liverpool comenzó a disfrutar de espacios y a tener ocasiones muy claras.
Tanto Salah como Mané gozaron de numerosas oportunidades para anotar varios goles, especialmente el senegalés, pero la falta de acierto y un inspirado Ospina mantuvieron vivo al Nápoles.
El Liverpool acaparaba las ocasiones, pero un gol del Nápoles daba la vuelta a todo y el equipo italiano estuvo a punto de cambiar la historia en el 90.
Y es que Milik se quedó absolutamente solo en el área pequeña ante Alisson, pero su disparo fue detenido por el meta brasileño, que sellaba de esta manera el pase agónico de un Liverpool que pasó con más sufrimiento del debido tras lo visto durante los 90 minutos.
Los 'reds', de esta manera, pasan como segundos tras el triunfo del PSG en Belgrado, mientras que el Nápoles sumó su primera y única derrota en esta Champions que le condena a la Europa League.