El Mirandés no dejó lugar para la duda en el primer duelo de la final por el ascenso. Fue mejor en ambas áreas y venció por 2-0 al Atlético Baleares, a quien se le vio algo timorato y perdido en un Anduva a reventar.
El cuadro balear estaba avisado de la dura tarea que tenía por delante en el estadio del Mirandés. El camino hasta llegar ahí fue duro, plagado de golpes, como el del Racing, pero sabiendo levantarse a tiempo.
Sin embargo, el Atlético Baleares no respondió en Anduva. A excepción del primer cuarto de hora, en el que fue superior e incluso tuvo un larguero en los pies de Fullana, no apareció con la claridad de juego ofensivo a la que ha acostumbrado durante la fase regular.
Algo fallaba en la maquinaria del centro del campo. Esa razón se debe, en gran parte, al enorme trabajo del Mirandés, que firmó una presión impecable durante los 90 minutos.
Hasta llegar a la media hora, el 'centrocampismo' aumentó, siendo el Mirandés el que ganaría esa contienda en la sala de máquinas. Precisamente, en el 30', mediante una jugada rápida, Paris sirvió desde la derecha para que Matheus marcara a placer.
De todas formas, cabe destacar las grandes cualidades de ataque del Atlético Baleares, que crea mucho peligro con muy poco. A los cuatro minutos, Shashoua gozó de la mejor ocasión para el empate, pero se le fue por un pelo.
Y, al filo del descanso, llegó la jugada que echaría abajo las gradas de Anduva. Tras una buena presión al perder la bola, Álvaro Rey recibió en zona de peligro, encaró y armó un disparo espectacular directo a la escuadra.
Luego, en el segundo tiempo, el Mirandés salió con la lección bien aprendida: una defensa sólida que aguante las acometidas rivales y un ataque certero para contraatacar.
El Atlético Baleares fue echándose arriba poco a poco, pero nunca terminó de embotellar al cuadro local. Anduva celebró la victoria, un soplo de aire fresco antes de la batalla final. Son Malferit decidirá.