La primera mitad fue un drama absoluto en San Mamés. Tras un recibimiento espectacular y un ambiente de fútbol increíble, el público acabó silenciado y con las manos en la cabeza al ver cómo se desmoronaba la semifinal en cuestión de minutos.
Y es que aunque el Athletic empezó bien y tuvo varios acercamientos muy peligrosos, el equipo de Ernesto Valverde se vio 0-2 abajo pasada la media hora del primer tiempo, con un jugador menos y por último, 0-3 justo antes del descanso.
Todo empezó justo en el minuto 30 en una jugada absolutamente surrealista. Harry Maguire llegó al costado derecho del área y regateó a Jauregizar como si fuera un extremo. Logró marcharse del centrocampista con dos amagos y puso un centro al área que Manuel Ugarte tocó rumbo al segundo palo, donde apareció Casemiro para poner el 0-1.
El ex madridista, que le hizo su segundo gol en 15 enfrentamientos al Athletic, lo celebró simulando un bigote con sus dedos. Y cuando los 'leones' aún no habían asimilado el primer golpe, recibieron el segundo: el penalti, la expulsión y el 0-2.
Fue tras un pase raso desde la banda derecha, situación en la que Dani Vivian puso su mano sobre el hombro de Rasmus Hojlund y el delantero cayó sin poder llegar al esférico. El árbitro Espen Eskas recibió la llamada del VAR, fue a la pantalla y acabó señalando la pena máxima, tras lo que decidió sacarle la tarjeta roja directa a Vivian. Entendía que el contacto fue suficiente para derribar al danés y que la ocasión era de gol evidente.
Con este marcador, Ernesto Valverde hizo dos cambios. Entre ellos, el de un De Marcos que andaba lesionado. Entró Aitor Paredes por él y Gorosabel por Berenguer. Y sí, aún se podía hundir más el Athletic. Justo antes del descanso, recién cumplido el minuto 45, Hojlund le devolvió de tacón una pared a Bruno Fernandes que dejó mano a mano al luso con Julen Agirrezabala. Sin complicaciones, el capitán 'red devil' definió al palo largo y puso el 0-3.