Érase una vez dos alevines que asombraron al mundo. Eran los hermanos Obama, Salomón y Federico, y llevaron al Atlético de Madrid a cotas nunca vistas en los torneos de alevines hace una década. Pero hoy en día la dura realidad del fútbol profesional les ha pasado por encima.
Verlos jugar era un espectáculo. Sacaban una cabeza y hasta dos a muchos de sus rivales, y no menos de diez kilos de peso. Parecían hombres jugando contra niños.
Muchos bromearon al respecto. Otros desconfiaron de su edad, pero nadie pudo probar nunca que fueran un fraude. Sin embargo, casi una década después de su estelar irrupción, su luz se ha apagado.
Salomón y Fede militaron en la cantera del Atlético de Madrid hasta hace bien poco. Prometían mucho, pero su envergadura y potencia se estancó. Los futbolistas que avasaban a sus rivales dejaron de ser imparables cuando estos crecieron.
Al final, ambos salieron del Atleti. Salomón se enroló en el Celta en enero de 2019. El ariete ecuatoguineano dispuso de escasos minutos en el filial celeste, y esta temporada la está jugando cedido en el Mérida.
Fede se estancó mucho antes. Salomón fue un habitual en el Atleti B y en el Sub 19, jugando la Youth League, pero su hermano, defensa central, no tuvo esa suerte. Dejó el club rojiblanco y a día de hoy milita, según su perfil de Instagram, en el Badalona, pero no hay ni rastro de él en la web del club.
Las estrellas que más brillan son las que más rápido se apagan, y los hermanos Obama brillaron con demasiada intensidad cuando eran solo unos niños, y la presión y las elevadísimas expectavidas les acabaron pasando factura.