El Barça aprende otra lección y saca un 10

David Caravaca hace 1 año 33.9k
Lewandowski, gran protagonista de la victoria. EFE

Ganar un partido empezando peor que el rival es una lección que este nuevo Barcelona tenía que interiorizar y lo hizo de 10 frente al Sevilla. Los de Xavi Hernández se repusieron a unos minutos iniciales notables por parte de los de Julen Lopetegui y acabaron venciendo sobradamente. Robert Lewandowski y Jules Koundé, estelares.

El Barcelona sigue firme en su viaje de retorno a la primera línea del fútbol mundial. En la cuarta jornada de la Liga Española, aprendió a la perfección otra de esas lecciones que tiene que conocer un equipo que aspira a lo máximo: reponerse a un inicio en el que el rival, el Sevilla en este caso, es mejor y acabar ganando con suficiencia. Los de Xavi Hernández, en esta particular prueba, sacaron un 10.

Su sobresaliente tiene muchos argumentos, pero los principales son Jules Koundé y Robert Lewandowski. El ex del conjunto hispalense se inventó dos asistencias de libro partiendo de la posición de lateral derecho en la que su entrenador le ha necesitado. No es su favorita, aunque, con Marcos Alonso y Héctor Bellerín a la espera de ser convocados, es la que debe asumir.

El polaco, que ya parece que lleve varias temporadas vistiendo de azulgrana, es uno más y hace lo que sabe: marcar goles. No solo no perdonó una, sino que fue un incordio constante para los defensas locales. Generar superioridades arrimándose a la sala de máquinas, algo que su entrenador le pide que haga, es uno de sus muchos recursos para ayudar más allá de alimentando el marcador.

Otro protagonista, y este pasó algo más desapercibido, es Marc-André Ter Stegen. Está firmando un arranque de temporada sólido y la capital de Andalucía hizo de telón de fondo de su firme actuación más reciente. Una mano salvadora ante Rakitic o una parada abajo, muy difícil, frente a En-Nesyri, quizá sus mejores momentos.

El guardameta podría haber brillado más incluso en caso de haber resuelto un mano a mano con Isco, pero no hizo falta. El malagueño, el mejor del Sevilla en esos primeros compases en los que dominaba, tuvo una audiencia a solas con el alemán y, de manera muy parecida a una ocasión idéntica que tuvo en La Rosaleda, contra el Málaga, cuando vestía la elástica del Madrid, mandó el cuero a las nubes.

No ensombrece esto su gran trabajo en el primer día en el que Lopetegui le alineaba como titular. Fue la brújula de los suyos y un quebradero de cabeza serio para el Barcelona. Se movió por varios frentes de la medular y, como nunca estaba demasiado cerca ni demasiado lejos del área 'culé', Araujo tuvo que salir de su posición en varias ocasiones, incluso hacia la banda, para mantenerle a raya. Lo acabó consiguiendo.

La mayoría de los problemas, eso sí, los tuvo la zaga andaluza, que no dio abasto entre un Dembélé eléctrico, un Raphinha insistente y la sensación de que, cada vez que tuviera lugar una segunda jugada, sería el Barcelona el que se beneficiaría de ella. Sin ideas en ataque menos por algún destello que resolvía Ter Stegen, el Sevilla no puso fin a esta dinámica y perdió el partido por 0-3.

Los grandes no perdonan

Se habla mucho de cómo el Barcelona está luchando por volver a ser lo que era y no perdonar es una de las características que hay que tatuarse para lograrlo. Es exactamente lo que hizo en el Sánchez-Pizjuán. El principal motivo por el que fue capaz de reponerse a esos primeros minutos de dominio local residió en que, en cuanto tuvo una oportunidad de ver puerta, no perdonó.

Esto sucedió, la primera vez, en el minuto 21. Robert Lewandowski se encontraba en el área de Bono y le retó con una vaselina que Fernando sacó bajo palos, de semichilena. Detrás de él, aguardaba Raphinha, que remachó de cabeza el esférico y lo mandó a la red sin oposición y sin problemas. Era su primer gol como 'culé' y, de ahí en adelante, el Sevilla no levantó cabeza.

El segundo golpe llegó en el 36' con una jugada de libro. Koundé, desde su posición de lateral, se inventó una asistencia genial, teledirigida, rumbo al pecho del polaco, que acomodó el esférico y lo golpeó violentamente con la pierna derecha para, sin dejar que tocara el césped antes, superar al cancerbero rival.

El definitivo 0-3, que, en su momento, parecía que podía ser la antesala de una diferencia mayor de goles, lo acogió el minuto 50. En un centro al segundo palo, Koundé volvió a aparecer para desplazar con la frente la pelota hacia delante, donde se encontraba Eric García para firmar, a placer, su primer gol como profesional. Esto puede sonar extraño, pero es cierto: su último tanto data de 2019, cuando jugaba en el Sub 23 del Manchester City.

Esta retahíla de goles, la espina dorsal del dominio azulgrana desde su primera diana, no se vio interrumpida prácticamente en ningún momento. Hay que añadir a la ecuación, eso sí, un gol anulado a Lamela en el 12' por claro fuera de juego. Quién sabe qué hubiera ocurrido de haber visto puerta los de Lopetegui en ese gran inicio, pero no ocurrió. Lo que ocurrió fue que el Barcelona venció contundentemente.

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