Víctor Camarasa salió del Levante con bastante polémica. En su primer encuentro como rival, el centrocampista acude en horas bajas, pues no es titular en el equipo de Setién desde el pasado 22 de diciembre.
Antes o después, debía pasar el mal trago. Pero sucede que al ambiente hostil que se le prepara en el Ciutat de Valencia se añade una situación personal difícil. Ha perdido galones en el once inicial, del que se ha ido cayendo progresivamente y por el que no ha aparecido en 2018.
Tan sólo acumula 927 minutos, la mayoría en el inicio de campaña, y apenas puede presumir de haber cantado un gol. En un principio, parte como suplente, aunque la particular semana con tres partidos podría llevar al técnico del Betis a hacer rotaciones.
Sería casualidad, o un intento motivador por parte de Setién para recuperarlo, que Camarasa estuviera en la alineación ante el Levante. El año pasado jugó cedido en el Alavés, pero no tuvo la opción de jugar en su casa. Y en la ida de este año, en el Villamarín, una lesión muscular lo dejó fuera de combate.
Le esperan de uñas por Orriols por la manera en que se dio su marcha. Descendió el Levante y Camarasa quiso buscarse las habichuelas en otro club de Primera. No hubo acuerdo con ningún club y el valenciano se negó a entrenar. La solución salomónica pasó por orquestar su cesión a Vitoria.
Allí recuperó la alegría de su fútbol y su buen cartel, de ahí que el Betis presentara una buena oferta (siete millones) y le rescatara de un ambiente complicado en la ciudad del Turia. El mismo que se encontrará esta noche.