Diego Godín se ha erigido como leyenda del Atlético de Madrid no solo por ser el extranjero con mayor número de partidos, si no por las dósis sudor, sangre y gloria que han vestido su carrera rojiblanca de épica.
El Athletic de Bilbao había conseguido lo más difícil: adelantarse, dos veces, en el Wanda Metropolitano. Sin embargo, Rodri y Thomas neutralizaron el doblete de Iñaki Williams y Godín, alarmantemente lesionado, firmó el 3-2 definitivo en el tiempo añadido y con el VAR como actor secundario.
"Sé que puedo tener una rotura, unos 20 días o un mes de baja. Conozco mi cuerpo e hice el mínimo esfuerzo posible para que no se agravara", presumió orgulloso de su hazaña en zona mixta, ignorando la imprudencia que acababa de cometer para darle la victoria a su equipo.
No obstante, no es la primera heroicidad del uruguayo. El capitán del Atlético de Madrid ha demostrado en numerosas ocasiones como su pundonor no entiende de adversidades ni contratiempos. En 2015, un choque en el Villamarín con Adán -ex guardameta del Betis- acabó con el guardameta en la enfermería y el central jugando con una brecha.
Sin embargo, la imagen más icónica del historial épico de Godín la dejó el pasado mes de febrero. En una salida desmedida, Neto acabó impactando con el uruguayo y sus dientes salieron volando por el Wanda Metropolitano. Aunque tuvo que pasar por quirófano y tardó meses en volver a comer con normalidad, Godín acabó el encuentro que el Atleti ganó por la mínima al Valencia.