La defensa de Marruecos es efectiva y dura, lo que puede conllevar ciertos momentos de tensión cuando las entradas de sus futbolistas están pasadas de frenada. Ocurrió en el amistoso contra Brasil, que se resolvió con victoria por 2-1 y bastante polémica por el estilo de los africanos, que vieron cómo Sofyan Amrabat era encarado por Rodrygo Goes después de llegar tarde a rebañar la pelota de los pies de Vinicius.
Ocurrió justo antes del descanso, cuando los 'leones del Atlas' iban ganando por la mínima. El '4' fue con los pies por delante hacia el '11' y le dobló la rodilla derecha, que tenía apoyada en el césped para intentar seguir conduciendo la pelota. Como consecuencia, terminó dolorido en el suelo, aunque no tardó en levantarse para pedir explicaciones a su contrincante y decirle al colegiado que debía sacarle tarjeta amarilla.
Su compañero del Real Madrid, para entonces, ya llevaba unos segundos recriminándole a Amrabat su acción. Hubo un momento en el que incluso se señaló la sien con el dedo índice, con lo que le acusaba de estar loco. Probablemente, le molestó más de lo normal por tratarse de un partido no oficial y, por tanto, sin nada en juego más allá de cuidar el ritmo competitivo de los futbolistas, que, pronto, tendrán choques oficiales en sus calendarios.
Dejando aparte la brusquedad o no brusquedad de Marruecos, la realidad es que es un combinado nacional que se está asentando como incómodo para los grandes. Brasil ya lo ha sufrido en sus carnes igual que España en el Mundial de Catar, cuando los de Luis Enrique fueron apeados en octavos de final. Este fue el origen de la no continuidad de 'Lucho' como entrenador en favor de Luis de la Fuente.