Con suerte también se gana

Adrián Becerra hace 6 años 10.7k
El PSG se lleva la victoria ante el Dijon. AFP

El Dijon estuvo a punto de dar la sorpresa ante un Paris Saint-Germain que falló lo infallable, pero que finalmente se llevó la victoria gracias un doblete de Meunier. Jeannot firmó uno de los goles de la jornada que sirvió para poco.

Para acabar con el PSG hace falta mucho más que un bombazo desde fuera del área que a punto estuvo de explotarle en la cara a Unai Emery. El club parisino arrancó los tres puntos del estadio del Dijon después de un partido en el que hubo ocasiones por tierra, mar y aire, pero fue Meunier el que esta vez tuvo que hacer de Neymar, Mbappé y Cavani, que no estaba sobre el césped.

El Dijon le dejó el protagonismo al equipo de Unai Emery, que se apoyó en Di María, Neymar y Mbappé para sorprender a su rival cuanto antes, pero la balanza no se desestabilizó hasta la segunda parte. Fue Di María el que dejó en evidencia la humedad de la pólvora del PSG con un disparo que despejó bien Reynet, pero Jeannot quería regalarle al PSG esa caja sorpresa que terminó abriéndose...

Kwon respondió más tarde a una buena cabalgada de Meunier con un potente disparo que hizo que Areola tuviera que sacar sus puños para mandar el balón lejos de sus dominos. La primera parte acabó con misil de Dani Alves que impactó en el larguero de un Reynet que ni se movió.

En la segunda parte, el PSG se volcó en el ataque, pero no encontraba el camino hacia el gol. Un triple ocasión pudo poner tierra de por medio, pero la suerte estaba, de momento, del lado del Dijon hasta que llegó Meunier para rematar una jugada y esa chispa que hace decantar los partidos se fue hacia el bando de la ciudad del amor.

Di María volvió a fallar un gol que ya estaaba cantado con Reynet completamente vendido. Volea y a las nubes. Lo mismo hizo Mbappé con un buen pase de Neymar minutos más tarde. Tanto perdonar le pasó factura al PSG. Jeannot cazó un mal despejé y desde fuera del área reventó la portería de Areola con un tremendo disparo que dejó de piedra al portero del equipo parisino.

Pero Meunier estaba de dulce y quería seguir enamorando. En el último minuto, Meunier volvió a estar en el lugar exacto del área y el balón volvió a caerle blando para recoger tres puntos que a punto estuvieron de irse con la potencia de un misil que no acabó con un hueso duro de roer. Con suerte también se gana.

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