Una valla y el grupo de aficionados que se encontraba apoyado en ella sufrieron un ligero contratiempo en la visita del Oviedo a la Ponferradina por la decimosexta jornada de Segunda División. Después de un gol de Borja Bastón en la segunda mitad -con el que abrió la lata-, varios espectadores se concentraron en la misma zona, lo que facilitó que el murito que separaba a los espectadores del césped cayera.
Esto sucedió justo enfrente de los futbolistas del equipo visitante, que estaban celebrando el tanto que había anotado su delantero estrella. Pronto, dejaron de festejar para preocuparse por la salud de los hinchas que había cerca. Afortunadamente para todos, no hubo ningún herido o, al menos, no aparentemente, y el embrollo se resolvió con velocidad. La atención no tardó en estar de nuevo en la pelota.
Los agentes de seguridad reaccionaron rápido para que los asistentes regresaran a sus asientos. Como obedecieron sin más, los jugadores del conjunto asturiano siguieron con su exhibición de alegría por haber firmado el 0-1 y volvieron, justo después, a su parte del campo. El incidente, por tanto, quedó tan solo en una anécdota, aunque, evidentemente, habrá que reparar el estropicio.