Quién no recuerda la celebración de Gaizka Toquero a lo John Cena. El mito del Athletic Club puso de moda algo inusual: que un delantero lleve el número de un lateral diestro. Arouna Koné, Nordin Amrabat e incluso Borja Mayoral se sumaron a una tendencia que ha vuelto para quedarse en el Espanyol. Que los héroes lleven el '2'. El mismo dorsal que Roberto Fernández. En su debut en Primera División, el ariete cordobés marcó el 2-1 decisivo que tumbó al Real Valladolid en el pistoletazo de salida a la segunda vuelta. Una victoria que equivale a dormir fuera del descenso.
Ascendió con el Málaga, probó fortuna con el Sporting de Braga y ahora busca su sitio en la élite del fútbol español. Antes del momento clave, Javi Sánchez igualó el tanto inicial anotado por Javi Puado con una preciosa falta directa que dio una lección de vida: no hay mal que por bien no venga. Segundos antes del 1-1, Raúl Moro se retiró en camilla recibiendo la ovación del RCDE Stadium con problemas serios en la clavícula. Y cuando todo apuntaba al pacto de caballeros con el reparto de puntos, el nuevo ídolo del recinto 'perico' besó el santo. Mejor impresión, imposible.
Ni el larguero ni Joan
El paso del tiempo demostró la trascendencia de este partido. En lo matemático y en lo moral. Dormir fuera del descenso no te garantizaba el objetivo de la temporada, pero sí tomar un soplo de aire fresco para respirar en la pelea por la permanencia. De primeras, ni el larguero ni Joan García quisieron ver cómo el 0-0 se movía del marcador. Leandro Cabrera surcó los cielos para cabecear un saque de esquina de Álvaro Tejero y se estampó en la madera defendida por Karl Hein. Y el portero que más para de la Liga le tapó un mano a mano a Lucas Rosa que enmudeció Cornellà.
Raúl Moro fue otro que entró en acción y agitó la coctelera. Especialmente, cuando le lanzó el caño a Omar El Hilali y protestó un posible penalti a favor del Pucela. De Burgos Bengoetxea rechazó la tentativa máxima y no consideró nada punible en el contacto del defensor. El que tampoco quiso revolucionar el asunto fue Marcos André. De forma incomprensible, mandó un disparo prácticamente a bocajarro con solo Brian Oliván por delante a la grada del RCDE Stadium. Resulta complejo imaginar una situación de gol más favorable para un delantero. A veces, la presión pesa más.
La rebelión del capitán
Eso sí. Solo los especiales son capaces de convivir con la corriente en contra y no esconderse. Es el caso de Javi Puado, quien festejó su centenario en Primera División a lo grande. Anotando su 18ª diana en la élite. Le bastó con cazar en las alturas un desplazamiento en largo, bajar al césped y armar la bota para cruzar un disparo inapelable directo al fondo de las mallas. De nada sirvió la estirada de Karl Hein. Y todo ello con la que se supone que es su pierna menos hábil. Los valientes nunca se esconden. Señalan al escudo y golpean para confirmar que el esfuerzo tiene sus frutos.
La rebelión del capitán fue el argumento que maquilló la llegada a la segunda mitad. Manolo González y Diego Cocca reservaron la batalla de los cambios para la posterioridad, pero las circunstancias agilizaron la partida de ajedrez. Por desgracia, los futbolistas son conscientes de que el arma de las lesiones siempre está cargada esperando al momento de apretar el gatillo. Y las balas metafóricas golpearon a Raúl Moro. En una disputa con Pol Lozano, se marchó al suelo y su clavícula se llevó la peor parte. Selim Amallah entró en su lugar y el Pucela quiso aprovechar la falta a favor.
Catedralicio
Y tanto que lo hizo. La mirada de Javi Sánchez dejó entrever que su intención no era otra que encontrar la escuadra. Para allí que se marchó su golpeo a balón parado catedralicio con el que hizo inútil la estirada de Joan García. Se llevó el esférico a la barriga, dedicada de bebé a bordo y a creer en que se le podía dar la vuelta al asunto. Fue entonces cuando los anfitriones depositaron su esperanza en la segunda unidad. Antes de todo, Jofre Carreras ocupó la vacante de Antoniu Roca. Y ya con el 1-1 en liza, Edu Expósito saltó a escena junto a un debutante: un tal Roberto Fernández.
A partir de aquí, la tensión ya se mascaba en el ambiente. La intensidad no decaía en las disputas con trabajo de más para De Burgos Bengoetxea. Alex Kral tuvo sus más y sus menos con Mario Martín. El metrónomo de los visitantes incluso tuvo 'chance' de alcanzar el fondo de las mallas con un latigazo desde la lejanía que obligó al meta local a atrapar en 2 tiempos. Y de un momento para otro, una lucha de Alejo Véliz desembocó en la apertura hacia la banda derecha. Ahí estuvo preparado Omar El Hilali para sacar el centro al corazón del área. El desenlace de la historia tuvo final feliz.
De Braga a la permanencia
Roberto Fernández, 11 minutos después de debutar en Primera División, contactó el envío con la testa y lo mandó al fondo de la red. Celebración a lo John Cena como si fuera Gaizka Toquero y el RCDE Stadium patas arriba. Una revolución que casi silenció el equipo visitante en las situaciones de peligro que tuvo en el tiempo de añadido. La primera la tuvo Marcos André. Se le complicó la tarea de finalización a la salida de un saque de esquina botado por Kike Pérez desde la izquierda. En vez de rematar hacia abajo, la mandó por encima del larguero de Joan García. Y la cosa no quedó ahí.
Porque, precisamente, el futbolista que botó ese envío desde el rincón cabeceó el centro lateral de Luis Pérez en la misma dirección. De Burgos Bengoetxea indicó el final en la confirmación de que el nombre propio de la noche quiere ir de Braga a la permanencia. De no triunfar en Portugal a conseguir el objetivo por el que suspira el lado 'perico' de Barcelona. No pudo colocarse el '26' al ser ficha no profesional y el '21' no se toca en Cornellà hasta que llegue un canterano a la altura del legado de Dani Jarque. Y puestos a revolucionar la pelea por la salvación, que los héroes lleven el '2'.