Diogo Jota encabeza a un Liverpool que no golea por Schmeichel

Vicente Roca hace 2 años 5.6k
El Liverpool vence y convence. AFP

Partidazo con mayúsculas el que se marcó el Liverpool en la jornada 24. El Leicester, que se sostuvo gracias a las innumerables paradas de Kasper Schmeichel, terminó sucumbiendo ante un equipo 'red' en el que destacó Diogo Jota con un doblete. Luis Díaz fue titular por primera vez y resultó un auténtico quebradero de cabeza para los 'foxes'.

El Liverpool ganó, convenció y no goleó por culpa de una persona en concreto: Kasper Schmeichel. El portero danés paró todo lo parable en un partido memorable de los jugadores 'reds', que terminaron imponiéndose por 2-0, pero perfectamente podrían haber metido cuatro o cinco goles.

Desde los primeros compases se pudo ver la superioridad del equipo de Klopp respecto a su rival. Un Luis Díaz muy activo por la banda izquierda comenzaba a crear problemas con su desparpajo y control con los pies.

Sin embargo, la primera clara fue para el Leicester. Alisson mandó a saque de esquina un gran tiro de Maddison que no terminó entrando por un pelo. Esto no fue más que una gota dentro del océano, como se pudo ver más adelante.

El equipo local comenzó a hacerse con el partido a base de vocación ofensiva. El tridente formado por Luis Díaz, Diogo Jota y Firmino dejaba sin argumentos a una defensa superada en todo momento y que se encomendaba a su portero.

Así, evitó el gol de Alexander-Arnold con la derecha en el minuto 19, por ejemplo. Los minutos iban pasando y la sensación de que el gol podía llegar más pronto que tarde comenzaba a imperar en el ambiente.

Claro, tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. Van Dijk cabeceó con potencia un centro desde la esquina. Schmeichel, como no podía ser de otra forma, despejó el balón con apuros. El rechace fue a parar a los pies de Jota, que no se lo pensó dos veces y definió a puerta vacía.

Minutos más tarde, Thiago Alcántara estuvo cerca de lograr uno de los goles de la temporada merced a una semichilena desde la frontal del área. El descanso tuvo la misma sensación para los 'foxes' que la de la campana cuando un boxeador tiene acorralado a otro.

Los de Brendan Rodgers salieron con la intención de no ser tan dominados en la segunda mitad, pero resultaba físicamente imposible. El nivel tanto técnico como físico del Liverpool resultaba insultante, al fin y al cabo.

En el 58', Luis Díaz se sacó un disparo peligrosísimo que golpeó en un defensor y salió por la línea de fondo rozando el palo. Dos minutos más tarde, entró Mohamed Salah, recién incorporado tras ser subcampeón de la Copa África, y se cayó el estadio.

La irrupción en el juego del 'Faraón' no hizo sino que acrecentar la situación de superioridad de unos sobre otros. En el minuto 74 pudo marcar tras deshacerse de tres defensas en una baldosa, pero su disparo final lo mandó Schmeichel a saque de esquina.

Era ridículo que tan solo un gol de diferencia separase a ambos conjuntos. Maddison se internó en el área rival en el 85' y se sacó un centro peligroso que terminó en saque de esquina. Siendo francos, habría sido injusto.

Y aunque el fútbol no entiende de justicias, en este caso sí ocurrió lo que tenía que ocurrir. Tan solo 120 segundos después, Diogo Jota se giró magistralmente dentro del área y sacó un disparo posterior que, pese al palmeo de Schmeichel -otro más-, terminó entrando en la portería, sentenciando así un encuentro que, por méritos, debió haber quedado definido mucho antes.

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