Ganar en el alambre

Javier García Márquez hace 1 año 1.7k
Ganar en el alambre. EFE/Rodrigo Jiménez

Las Palmas sueña con Europa. El conjunto insular ganó en Vallecas al Rayo Vallecano, se encarama a la séptima posición y empieza a respirar en la nuca de la Real Sociedad en un partido sólido en el que vivió en el alambre.

El fútbol es cuestión de acierto. Tenerlo puede significar llevarse los 3 puntos y no tenerlo, el marcharse de vacío. Lo sabe bien el Rayo Vallecano, que falló en el gol de la victoria de Las Palmas y perdonó en la portería de Álvaro Valles.

Volvió a pecar el conjunto madrileño de fallar más de la cuenta. Fue mejor durante buena parte del encuentro, sometió a Las Palmas, que vivió en el alambre para ganar, finalmente, de forma sólida. Pero si en algo es experto el conjunto de García Pimienta es la de vivir al borde del abismo para salir, casi siempre, con vida.

Hay que tener calidad para sobrevivir y sacar muchos puntos, y de ello ha hecho un arte este Las Palmas, el segundo equipo menos goleado de la competición. No porque no le lleguen, sino porque además tiene al mejor portero de Primera División esta campaña.

Vallecas aprieta

Pocos equipos aprietan más de inicio que Vallecas. La cercanía de la grada con respecto al césped y la afición del Rayo hacen una simbiosis de la que es difícil salir sin personalidad. Y eso es precisamente lo que le sobra al cuadro insular.

Llegaba el Rayo por medio de Álvaro García, por medio de Isi, por medio del Pacha, pero ninguno fue capaz de embocar a puerta, ni siquiera de encontrar a un Camello que vive peleado con el gol, al igual que el resto de delanteros del equipo madrileño.

Vivió en el alambre y le volvió a salir de cara a Las Palmas. Lo que no falló Valles a la hora de sacar un balón sí lo hizo Dimitrievski en el área contraria. El cancerbero macedonio se lió a la hora de empezar el ataque y dejó el balón en la frontal, donde apareció Moleiro para callar a la hinchada de Vallecas.

Falta de puntería

El guion de la segunda mitad fue el mismo que en la primera. El cuadro de Francisco encimaba el área de Álvaro Valles, al que un aura especial le hacía no tener que recoger ningún balón de la red de su portería. Ni el disparo lejano de Unai López, ni un Pacha Espino totalmente solo en el área chica. Nadie fue capaz de empatar el partido.

La desesperación comenzó a entrar en las venas de los jugadores y de los aficionados franjirrojos, que vieron cómo toda esperanza se desvanecía con el paso de los minutos y con la expulsión, por doble amarilla, de Álvaro García.

Aprovechó Las Palmas la desesperación del Rayo y el hecho de tener un hombre más para sentenciar el encuentro por medio de Javi Muñoz, su primero en Primera, y acercarse a los puestos europeos. Soñar es gratis, y el cuadro insular se ha ganado el derecho a hacerlo.

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