El Sevilla cumple con su parte y sigue con su Padrenuestro

Ángela M. Romero hace 1 año 4.4k
El Sevilla se impuso al Copenhague por 3-0. AFP

Al Sevilla le tocará seguir rezando en la Champions. Tras cumplir con su parte, los de Jorge Sampaoli tendrán que prolongar sus ruegos al cielo para mantener sus opciones de permanecer en la máxima competición continental. Ante el Copenhague, En-Nesyri, que acabó lesionado, abrió la lata, Isco firmó un golazo magistral y Montiel hizo el 3-0, un marcador engañoso en un encuentro agónico en Nervión.

"Padre nuestro que estás en el cielo...". Este será el rezo que se escuchará por los pasillos del Ramón Sánchez-Pizjuán implorando por un milagro en la Champions League. Porque pese a la victoria por goleada del Sevilla ante el Copenhague por 3-0, los hispalenses todavía no tienen asegurada su permanencia en la Champions.

Eso sí, el Sevilla jugará, al menos, en la Europa League. Los andaluces cumplieron con su parte en un partido agónico en Nervión en el que el resultado final, ni mucho menos, se vio reflejado sobre el césped, un marcador engañoso, muchos deberes pendientes para Jorge Sampaoli para los próximos partidos. 

Pero el primer paso ya se ha dado. Con esta victoria, los andaluces siguen con opciones de acabar entre los dos primeros de grupo, a diferencia de un Copenhague que ha tenido que despedirse así de la máxima competición continental, pese al partidazo disputado este martes en territorio sevillano.

Porque los daneses fueron dueños y señores del encuentro durante buena parte del choque y llegaron a toparse con la madera de la portería defendida por Dmitrovic hasta en dos ocasiones. Pero se salvó el Sevilla las dos veces para seguir creyendo y manteniendo una fe inquebrantable en Europa, en la noche en la que, por fin, la afición rojiblanca pudo celebrar su primera victoria de la temporada en casa

Un Pizjuán que no dudó en pitar a sus hombres, incluso, en la primera mitad, cuando el Sevilla comenzó a dudar demasiado sobre el verde, algo que aprovechó el cuadro de Jacob Neestrup para invadir el área andaluza cada vez que le daba la gana. Ante esta tesitura, el técnico argentino no dudó en hacer su primera sustitución en el descanso. Un cambio que, dicho sea de paso, se notó demasiado y para bien.

Porque la entrada de En-Nesyri al encuentro en lugar del danés Dolberg le dio mayor profundidad al equipo, que comenzó a recurrir, milagrosamente, a los balones largos para intentar sorprender a la zaga rival, después de toda una primera mitad con transiciones demasiado lentas y pases tan previsibles que el Copenhague no tenía problema a la hora de robar el esférico. 

Aunque no llegó la mejoría hispalense hasta la hora de partido, no sin antes ser testigos los 29.884 espectadores presentes en la noche de las estrellas en Nervión del brutal derechazo del jovencísimo Clem contra el palo izquierdo de la portería de Dmitrovic. Hasta que apareció En-Nesyri en el 62'. Un centro medido al área del Papu Gómez lo aprovechó para saltar más que sus rivales y abrir la lata con el 1-0. 

Y, para desgracia sevillista, la euforia se convirtió en lamento cuando solo ocho minutos después, En-Nesyri, que hasta el momento había sido el mejor hombre de los andaluces, se rompió solo. Con Rafa Mir ya en el césped en su lugar, el Copenhague aprovechó el bajón anímico para volver a buscar portería rival y la madera volvió a hacer su trabajo. Estrelló Diks su cabezazo contra el larguero cuando estaba totalmente solo dentro del área, para alivio de un Sevilla que, dentro ya de los últimos cinco minutos reglamentarios, dijo "¡basta!".

El renacer de 'Magic Isco' 

En el 88', con el cuadro rojiblanco sufriendo de una manera desmesurada, Isco Alarcón hizo acto de presencia en el partido con una auténtica obra de arte de las de antes, de las que el malagueño nos regalaba en sus mejores años en el Real Madrid. En la frontal del área, Isco armó su pierna derecha para dibujar una parábola perfecta y preciosa en el aire y enviar el esférico a la escuadra derecha de la portería rival. Magistral, preciso, tremendo, al más puro estilo 'Magic Isco'.

La euforia se apoderó de Sampaoli, de la afición, de los jugadores, a sabiendas de que los tres puntos estaban ya en sus manos. Una euforia que se convirtió en locura con el definitivo 3-0, por obra y gracia de Gonzalo Montiel, para ponerle el broche de oro a un encuentro demasiado sufrido del Sevilla, un castigo, tal vez, muy elevado para un Copenhague que acabó con un hombre menos por la expulsión por roja directa de Khocholava.

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