Sobre el papel, se avecinaba una tarde difícil en Pucela, condenado ya a contar los días para un descenso doloroso a Segunda División. Enfrente, un Osasuna que esperaba superar la línea de los 40 puntos que suele dar la permanencia virtual. En este caso, el cuadro 'rojillo' ya empieza a soñar con lo que puede ser una bonita pelea por una octava plaza que dará acceso a la Conference League. El Valladolid mostró minutos de orgullo, pero con eso no le dio para superar a un Osasuna rocoso que bajó el nivel en la segunda parte.
Ya en los primeros minutos se podía leer entre líneas el guion muy marcado de esos primeros 45': un Osasuna dominador con balón frente a un Valladolid que esperó atrás ante la falta de confianza para buscar arriba a su rival. Con pelota se mostró cómodo el equipo navarro, que movió hasta encontrar los huecos que encontró con el paso de los minutos. Como si una jugada de entrenamiento se tratase, Rubén García recibió en el costado izquierdo y puso un balón medido al corazón del área, donde apareció Budimir para hacer el 0-1 con un cabezazo que hizo parecer fácil.
Otro mazazo para un Valladolid con piel muy fina. Creció el equipo de Vicente Moreno con pelota después del 0-1 y, de nuevo moviendo con criterio, encontró grietas en la defensa de su rival. Aimar Oroz descargó para Areso, que llegó a línea de fondo, levantó la cabeza y vio al segundo palo a un Rubén García que atacó, solo, esa zona. El ex del Levante tuvo que empujarla para hacer el segundo de su equipo en lo que prometía ser un duelo plácido para sus intereses. En la segunda, cambió la historia.
Álvaro Rubio movió el árbol, metió a Sylla y a Iván Sánchez y cambió el esquema para jugar con dos puntas, algo que ayudó a la clara mejoría pucelana. Entre centros laterales y segundas jugadas, Raúl Moro encontró un error de Boyomo, que se confió en una carrera a la espalda, para comerle la tostada y plantarse ante Sergio Herrera, al que batió al palo largo. Un 1-2 que daba alas a los locales, que no tardaron en encontrarse un nuevo castigo. Latasa pisó a Catena y Gil Manzano señaló la pena máxima.
No falló el de siempre: Ante Budimir. El delantero croata, siempre fiable desde los 11 metros, engañó a Ferreira para hacer un tercer gol de Osasuna que, de nuevo, parecía ser definitivo en el partido. Pero el Valladolid, al menos en este partido, demostró tener ese punto de coraje necesario para tratar de defender lo propio. Un balón a la espalda buscando a Sylla, que no estaba en fuera de juego, dejó al delantero con la posibilidad de meter cuerpo y provocar el penalti de Herrando, que llegó tarde. Gil Manzano, tras la confirmación del VAR de que no había posición antirreglamentaria, llevó de nuevo la pelota a los 11 metros.
Allí, el propio Sylla convirtió. Un 2-3 que parecía meter al Valladolid en una ola positiva que dibujaba una remontada que perdió fuerza con el paso de los minutos. Castigado por el cansancio, hubo pocas noticias en ataque del Pucela en la recta final del encuentro. Tampoco de Osasuna, que sí aguantó más el tipo en lo físico, pero con poca claridez en lo ofensivo.
Así y tras seis de añadido, los de Vicente Moreno confirmaron un triunfo que les lleva hasta los 41 puntos para quedarse 11 por encima del descenso, ya con la permanencia virtual, y a dos de la octava plaza que dará acceso a Europa. El Valladolid, con 16, se queda a tiro de una jornada de confirmar su descenso matemático.