Cuando casi venden a Hagi a cambio de una fábrica Fiat

Sergio Álvarez hace 4 años 19.1k
Gheorghe Hagi pasó por Real Madrid y Barcelona, pero no brilló en ninguno de los dos equipos.

Mucho antes de convertirse en uno de los mejores jugadores de Europa, el centrocampista rumano pudo haber llegado a la Juventus gracias a una oferta bastante sorprendente. Rumanía y España se ven las caras y el enfrentamiento no puede entenderse sin la figura de 'Gica' Hagi.

No hay aficionado al fútbol de los 90 que no conozca a Gheorghe Hagi. Pasó por Real Madrid y Barcelona y brilló con cuentagotas. Su calidad y su fuerte carácter nunca casaron con el fútbol español y fue en Italia y con la Selección de Rumanía donde sí que logró brillar.

Sin embargo, en el país transalpino se tuvo que conformar con jugar en un modesto como el Brescia, pues la oferta de la Juventus, de su juventud, nunca terminó por concretarse.

Sus traspasos siempre estuvieron rodeados de polémica. Pero situémonos, hablamos del régimen comunista de Ceaucescu. El hijo del secretario general del Partido Comunista Rumano, Valentin, llevaba el Steaua de Bucarest y pidió el préstamo de Hagi para jugar la Supercopa de Europa de 1987 ante el Dinamo de Kiev.

Como solía suceder en estos casos, el futbolista nunca regresó al Sportul Bucarest, club en el que se desenvolvía antes del préstamo, y disputó tres campañas más con el Steaua, club predominante de Rumanía en aquellos años.

Aunque diversos clubes intentaron ficharle, siempre recibieron la negativa del gobierno rumano. En estas llegó la oferta de Giovanni Agnelli, dueño de la Juventus, por el jugador. Sabedor de que el dinero podía no ser suficiente, ofreció construir una fábrica de Fiat en Bucarest a cambio del fichaje de Hagi.

Una oferta suculenta que casi convence a los Ceaucescu, pero que finalmente fue declinada, teniendo que quedarse Hagi en Rumanía hasta la caída del régimen comunista en diciembre de 1989.

Inmediatamente después, el Real Madrid pagó 400 millones de pesetas por él (algo menos de 3 millones de euros) y se hizo con el futbolista. Tenía 25 años y nunca se adaptó al fútbol español, por lo que probó en el Brescia. Algo así como si el Bournemouth o el Pescara ficharan a Özil o a Pjanic.

Su buen rendimiento allí y, sobre todo, su gran Mundial de Estados Unidos llevaron al Barcelona a pagar una gran suma por su fichaje. Llegaba para sustituir a Laudrup, pero volvió a decepcionar y acabó recalando en el Galatasaray turco, donde jugó a buen nivel hasta su retirada.

Una carrera con altibajos que pudo haber sido muy diferente si la Juventus hubiera convencido a los Ceaucescu de su fichaje.

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