Cuando Evra jugó meses y meses con pollo dentro de su bota
En 'The Player's Tribune', el ya ex futbolista repasó su carrera y desveló algunas anécdotas casi increíbles, como cuando jugó con pollo metido en su bota por el dolor que tenía en el pie.
En 'The Player's Tribune', el ya ex futbolista repasó su carrera y desveló algunas anécdotas casi increíbles, como cuando jugó con pollo metido en su bota por el dolor que tenía en el pie.
Tras meses sin jugar, en 2019 Patrice Evra anunciaba su retirada definitiva. Tras ella, el ex jugador habló en 'The Player's Tribune' y repasó su carrera, destacando aspectos que no se conocían hasta la fecha.
Reveló que llegó a jugar varios meses con un filete de pollo dentro de una bota para calmar sus dolores, durante su etapa en el Mónaco, desde donde dio el salto al Manchester United.
Antes, aclaró que siempre fue delantero y le enfadaba jugar de defensa. "Dejé el Monza y llegué al Niza, mi primer equipo en Francia. Entonces jugaba de delantero, pero, cuando se lesionó el lateral izquierdo, Sandro Salvioni, el entrenador, me puso allí. Me volvía loco por jugar allí siendo delantero. Y mi problema era que lo estaba haciendo muy bien. Como no quería jugar allí, atacaba todo el rato y canalizaba mi rabia en el terreno de juego. Así que ascendimos y me fichó el Mónaco", comenzó.
En el equipo del Principado alcanzó la final de la Champions, pero no todo fueron buenos momentos. Allí vivió el gracioso episodio con la bota y el filete de pollo. "Con la Selección Sub 21, un rival me pisó en un partido y casi no podía andar", relató. "En el hospital, en Mónaco, le dije a Deschamps que era demasiado doloroso. No solo no podía jugar, casi no podía ni andar", continuó.
Los doctores del equipo intentaron quitarle el dolor por todos los medios, pero, al no lograrlo, le recomendaron acudir a los trucos de la vieja escuela. "Ponte un trozo de pollo en la bota', me dijo. Así que, como soy abierto de mente, fui y le hice caso. Fui al carnicero y le pedí un filete de pollo para poner en mi bota. Tras las carcajadas, como era obvio, regresé a casa y compré dos botas nuevas, una del 42.5 y otra del 44", recordó el galo.
"Probé a entrenar y pasar el balón y, aunque aún me dolía, me sentí bien. Así que jugué así durante cuatro meses. No entrenaba con el pollo, mi madre me hubiera matado por desperdiciar tanta comida, pero sí que jugué con él. Lo hice tan bien que me fichó el Manchester United", sentenció, dando comienzo a la etapa más importante en toda su carrera.