El mítico entrenador checo Zdenek Zeman obtuvo el ascenso a la Serie A con una plantilla espectacular, en la que brillaban tres jugadores que acabarían siendo estrellas del fútbol italiano.
Septiembre de 2017. A nadie le extraña ver en la Serie A los goles cada vez más habituales de Ciro Immobile o el juego preciosista de Lorenzo Insigne en el pujante Nápoles. Tampoco escapa a los ojos del buen aficionado la calidad de un Marco Verratti por el que el Barcelona llegó a ofrecer casi un centenar de millones de euros al PSG durante el verano.
Sin embargo, apenas un lustro atrás en el tiempo, cuando nadie les conocía, en el Pescara pudieron disfrutar del maravilloso fútbol de los tres en la temporada del ascenso a Serie A del modesto equipo del centro de Italia.
El Pescara se llevó el título ante rivales como el Torino o el Sassuolo y enamoró durante todo el año con su buen juego. A los mandos del equipo estaba el mítico Zdenek Zeman, que fue quien se atrevió a apostar por estos tres maestros del fútbol ofensivo en una Italia todavía reticente a cambiar su estrategia de juego. Pronto, quién sabe si por la influencia de este pequeño Pescara, el combinado 'azzurro' lo haría para convertirse en lo que es hoy en día.
Verratti, canterano del equipo, fue el primero que se instaló en el esquema de Zeman. Pronto, el checo pidió la cesión de un Lorenzo Insigne que ya le había acompañado un año antes en el Foggia y que literalmente la rompió.
El último en llegar fue Ciro Immobile. El atacante hoy en la Lazio venía de decepcionar en el Grosseto, pero en el Pescara se salió y marcó 28 goles para ayudar al equipo a ascender con el título bajo el brazo. El resto de su historia, con su triunfo en Torino y su paso frustrado por Dortmund y Sevilla para triunfar en la Lazio, todos lo conocemos.
Hoy son tres estrellas del fútbol transalpino, pero aquel año formaron parte de uno de los mejores Pescara de la historia, capaz de anotar 90 tantos en Liga para llevarse el título. Los del centro de la bota sacaron ni más ni menos que 27 goles al siguiente equipo mejor goleador aquel año.
Un fútbol total de Zeman que se apagó desde entonces y que le llevó a deambular por Roma, Cagliari y Lugano hasta regresar a Pescara, ese lugar en el que siempre intenta reinventarse. Sus tres figuras, en cambio, lo han tenido todo de cara.