Cuestión de efectividad para soñar con el 'play off'
El Cartagena, en un brillante encuentro en las áreas con un gran Marc Martínz en la portería, se hizo con los tres puntos ante un Girona al que le deja sin opciones de ascenso directo.
Cartagonova disfrutó este sábado de uno de los mejores espectáculos de la temporada. El Cartagena demostró su valía en casa para deshacerse de un Girona que se marchó con un resultado engañoso.
Pecó el conjunto gerundense de lo que no le había pasado durante toda la temporada. Hata en 32 ocasiones tiraron los dos equipos, con un Marc Martínez espectacular que llegó a realizar ocho paradas.
La falta de puntería condenó al Girona, que se olvida definitivamente de las posiciones de ascenso directo, a costa de un Cartagena que, de la mano de Delmás, De Blasis y Rubén Castro, sueña con meterse en el 'play off'.
Fueron tres varapalos como tres puñales los que recibió el Girona. El tercero sentó especialmente mal al cuadro catalán, que vio cómo, a peasr de tirar más y mejor, se marchó a cero.
El primero de ellos llegó pasados los diez minutos. En un centro perfectamente puesto por De Blasis, Pablo Vázquez se esperó y saltó para rematar totalmente solo y batir de esta manera a Juan Carlos.
Solo tardó tres minutos el Cartagena en poner más tierra de por medio. Dauda, que aprovechó una de las tantas pérdidas del Girona en la salida de balón, le regaló el balón a un Rubén Castro que, con un fuerte disparo, hizo estallar de alegría Cartagonova.
Reaccionó el Girona con el paso de los minutos, tanto antes como después de pasar por vestuarios. Pero lo que no esperaba encontrar era a un Marc Martínez con la capa de superhéroe que realizó hasta ocho paradas.
El tercer tanto, en una nueva contra del Cartagena comandada por Rubén Castro, Delmás y rematada por De Blasis, acabó con toda la resistencia gerundense, que plantó la bandera blanca a la espera del final.
El Cartagena se acerca a la zona del 'play off' y hace soñar a su afición con un sprint que le coloque entre los seis mejores, donde está un Girona que, definitivamente, dice adiós al ascenso directo.