El Barça de Valverde asombra a Europa. Lo hace por resultados y por convicción, como la que demostró en Anoeta para remontar un 2-0 en contra. Es el único invicto de las grandes ligas europeas y el 'txingurri', criticado en verano, es el entrenador de moda.
Entre la vuelta de la Supercopa de España y el partido en Anoeta, el Barça vivió casi cinco meses de crecimiento constante, imponente, inigualable. El Madrid le golpeó en verano creyendo que mandaba al eterno rival a la lona, pero Valverde y su tropa se levantaron como el boxeador cuando le van a contar el 10.
Victoria tras victoria, sensación tras sensación. Sin hacer ruido, sin la perfección de antaño, pero con la seguridad del que lo hace todo bien. El Barça hace tiempo que no encuentra rival en Liga, si bien tiene agarrada al menos una asa del trofeo. Nueve puntos de renta con el Atlético, 19 con el Madrid. Impensable en agosto.
El eje de todo es Ernesto Valverde, un tipo sensato que nunca acostumbra a decir una palabra más alta que otra. Le vino el 'caso Neymar', la renovación de Messi, los fichajes que no llegaron, la lesión de Dembélé... y su Barça aún no ha perdido.
Aguanta como los espartanos en las Termópilas. Ha hecho el Barça de la primera plaza su estrecho desfiladero particular, en el que de momento aguanta, aunque algún día tendrá que morder el polvo. Para entonces quizá tenga ya un título asegurado, una Liga con dueño asignado.
Ni Guardiola iguala a este Valverde, que sigue beneficiándose de un Messi estelar. Incluso aquellos fichajes criticados en verano, ahora son insustituibles. Todo funciona en 'Can Barça', desde donde no quieren alimentar la resurrección del Madrid. Mejor no descartarlo, piensa el 'txingurri'.
Una semana más y no hay quién pueda con el Barça. El mismo equipo que hace apenas cinco meses fue borrado del mapa por un Madrid que parecía a años luz, y que ahora lame sus heridas esperando un cambio de rumbo. Valverde aguanta, el barcelonismo disfruta.