Debutó con el Madrid en el Camp Nou y se gana la vida en Chipre

En el mundo del fútbol, un día lo tienes todo y al día siguiente no tienes nada. Esta frase definiría a la perfección la carrera del atacante catalán Miguel Palanca. Al de Tarragona le llegó la fama de golpe cuando debutó en el Camp Nou en un Barça-Madrid de diciembre de 2008.

Fue el famoso 'Clásico' en el que Schuster anticipó una derrota que el acabaría costando el cargo antes incluso de la disputa del partido. Juande, su sustituto, se llevó a este jugador del Castilla y le haría debutar en partido oficial con el Real Madrid para sorpresa de los aficionados blancos.

Palanca reemplazó a Sneijder e incluso estuvo cerca de anotar un tanto antes de que el Barcelona sentenciara el choque con un tanto de Eto'o y otro de Messi. Quizás fue esa la línea que delimitó el éxito y el fracaso en la carrera de Palanca.

Tras el 'hype' del debut con el Madrid -antes se había estrenado en Primera con 23 minutos en el Espanyol-, fue cedido al Castellón y, de ahí, el Real Madrid se lo vendió definitamente al Elche. Después de 3 años en el equipo ilicitano, pasaría por el Numancia y comenzaría a probarlo fuera de España en el Adelaide United australiano.

Con el lapso de una breve experiencia en el Nàstic después, Palanca emigró definitivamente en 2016 al Korona Kielce polaco, club que permitió su salida al Anorthosis este mismo verano. Una jugada, un gol, que pudo cambiar su carrera y que le condenó a vagar por equipos europeos menos importantes y le alejó de su sueño de jugar en el Real Madrid.