El presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, aseguró que defender los mensajes políticos lanzados en la final de la Liga de Campeones "degrada internacionalmente" la imagen del Barça y "perjudica la opinión sobre la calidad democrática de instituciones" como la Generalitat.
"Cada defensa de los mensajes políticos que se lanzaron en la Champions por los dirigentes de un club español o los que aspiran a serlo, degrada internacionalmente la imagen de ese club; de la misma forma que perjudica la opinión sobre la calidad democrática de las instituciones públicas que lo justifican, como la Generalitat", dijo.
Cardenal, que se encuentra en París para almorzar con su homólogo en Francia, Thierry Braillar, dijo que "cumple su deber" al recordar que "el deporte no es el espacio para reivindicaciones políticas" y consideró que el Barcelona y la Generalitat deberían demostrar "una mínima capacidad autocrítica".
"Es importante ser honesto, sincero y no desfigurar la realidad" y defendió que "todos debemos apoyar que el deporte no se instrumentalice. Aquí sólo se está hablando de eso, de que el deporte no es el espacio para reivindicaciones políticas", comentó.
En su opinión, "usar el deporte políticamente no es precisamente una característica de los sistemas políticos de libertad". "Subrayando el compromiso inequívoco de nuestro país con los valores de la Carta Olímpica no ataco a nadie, cumplo mi deber", añadió.
El presidente del CSD también invitó a una reflexión tanto al Fútbol Club Barcelona como a la Generalitat, después de la reacción de ambos tras conocer la decisión de la UEFA de abrir un expediente al club por la masiva presencia de "estelades" (banderas independentistas) y de cánticos de ese signo durante la final de la Liga de Campeones el pasado 6 de junio en Berlín.
"Cuando desde el ámbito internacional recuerdan lo obvio, elemental y básico, el respeto al deporte, la condena de su instrumentalización, la Generalitat y los responsables del Club deberían ser capaces de demostrar al menos una mínima capacidad autocrítica", apuntó.
Cardenal señaló también que "perder hasta esa referencia para poder plantearse la existencia de errores propios, para un responsable público, es muy preocupante", igual que "acudir al tópico 'es culpa del Gobierno de España', ante una sanción de una Federación Internacional".
"Más allá de ser algo cómico, debería servir para la reflexión sobre la tragedia que encierran tantos planteamientos actuales del Gobierno de Catalunya, asentados sobre ese prejuicio que se ha convertido en una máxima a la que ya no sólo no se supedita a la verdad, sino, como se ejemplifica paradigmáticamente en este caso, tampoco se supedita a la perplejidad de la comunidad internacional ni el más elemental sentido del ridículo", concluyó.