Argentina hizo los deberes en Quito y, beneficiado por el resto de resultados, obtuvo la clasificación directa para Rusia gracias al 'hat trick' de un Messi que volvió a demostrar por qué es considerado el mejor del mundo. 'Dios' no podía perderse el Mundial.
Dudar del mejor tiene estas cosas. Si el que sostiene la varita es el '10', dudar de la magia, del talento y de lo (casi) imposible para el resto de la humanidad es faltarle el respeto al fútbol, ese mismo que hoy ha vuelto a ser llevado a los cielos por Leo Messi.
El partido en Ecuador no es, ni mucho menos, para enseñarlos en la escuela. Bueno, en Hogwarts quizás. Así aprenderían qué es realmente la magia y no el soso Wingardium Leviosa de Hermione.
Messi se tapó los oídos y no pudo percibir ni las dudas ni los nervios que asolaban todo un país. Y no era para menos. La 'Albiceleste' tenía serias opciones de, al menos, tener que jugarse el Mundial en la repesca.
Un grito agónico retumbó en Sudamérica cuando sólo se llevaban disputados 37 segundos de juego. Ibarra puso el 1-0, algo que lo único que hizo fue añadir épica a la hazaña de 'Lío'.
A la hora de la verdad, los auténticos héroes no se preocupan de no mancharse el traje o mantener el peinado intacto. Únicamente tienen en su mente salvar a la chica, sea cual sea la manera. Messi hizo lo mismo en el Atahualpa.
Messi, Messi, Messi... y a Rusia
No brilló especialmente, no lo hizo todo lo bontio que sabe, pero lo hizo. Y eso, en la situación que llegaban al partido, era su único objetivo. En el primer tanto, solo tuvo que empujar un buen balón de Di María para hacer secar las lágrimas a los argentinos.
Sin apenas tiempo, volvió a aparecer para hacer fácil lo no tan sencillo. Fusiló a Banguera con la zurda, puso el 1-2 en el marcador y comenzó a asfaltar el camino que va hasta Rusia.
Ecuador intentaba reaccionar, pero las bajas y la carencia de opciones en la clasificación eran las mejores armas defensivas de una Argentina que solo tuvo que esperar al 'hat trick' del del Barça para empezar a tirar el confeti.
El 1-3 sí que fue una obra de arte 'made in Leo'. Con una vaselina precisa y preciosa, el '10' terminó un trabajo que perdurará por años en las mejores galerías que tiene el fútbol: la memoria viva de los aficionados.
Al final, el encuentro comenzó a morir paulatinamente entre las primeras celebraciones en el banquillo de Sampaoli para terminar con un pase directo que llegó a ser poco menos que impensable sólo días atrás. Argentina estará en Rusia. Y Messi, claro. No se lo podía perder.