El Alcorcón empieza a remontar el vuelo en Segunda

"El fútbol son rachas y ahora estamos en una mala, pero trabajamos bien y confío en mis jugadores". Esa frase, que repitió en varias ocasiones Julio Velázquez durante el mes de octubre, fue parte de un discurso medido que no se alteró en un momento crítico tanto para sus jugadores como para él.

Una racha de seis partidos sin ganar, cinco consecutivos perdiendo, el último en casa ante el Lugo, dejó muy tocado al equipo el 16 de octubre. Envueltos en esa dinámica, viajaron a Tarragona para medirse al Nàstic.

Conscientes de que una derrota más quizá hubiera propiciado decisiones dolorosas desde la directiva, el equipo se sobrepuso y logró una victoria balsámica en el Nou Estadi, además con tres goles a favor.

Ese triunfo cambió la cara al conjunto alfarero, hasta el punto que supuso un punto de inflexión en su rendimiento y en su estado anímico para, una semana después, superar en Santo Domingo con solvencia al Real Oviedo.

En Los Pajaritos, contra el Numancia, el Alcorcón perdió por la mínima. Después, contra el Lorca, volvió a puntuar tras ir dominando en el marcador todo el partido hasta los minutos finales, en los que encajó un tanto que les privó de los tres puntos.

En El Sadar, uno de los campos más difíciles de la categoría, el Alcorcón se sobrepuso a las adversidades. Dos jugadores acabaron lesionados, dos veces fue por detrás en el marcador y en el descuento acabó anotando el tanto de la victoria.

La imagen del triunfo fue la foto que colgó Álvaro Giménez en sus redes sociales. El equipo unido en el vestuario, caras sonrientes y la sensación de que las adversidades se afrontan desde la cohesión del grupo.

Esta metamorfosis del Alcorcón se ha cimentado sobre varios pilares. Primero en la creencia del equipo en su fútbol, segundo en la mejora defensiva que ha experimentado con el cambio en el esquema táctico de cinco a cuatro defensas y, por último, con la eficacia que está teniendo en ataque.