El Torino ha pagado los platos rotos de los resultados de la anterior jornada, en la que el Atalanta cayó 1-2 ante el SPAL. Los de Gasperini le han metido nada menos que siete goles a un Torino que acabó con nueve jugadores.
El Atalanta no es de los grandes de Italia. No es el más seguido, ni al que se le da más bombo en los medios. Pero es, sin ninguna duda, el que mejor juega de toda la Serie A. Y con partidos como el del Olímpico de Turín, el club de Bérgamo se confirma como tal.
El equipo entrenado por Gian Piero Gasperini dejó tocado al Torino en el primer tiempo, para proceder en el segundo, a base de penaltis y expulsiones, a directamente destrozarlo.
Ilicic, el hombre del partido, abrió la cuenta a los 17 minutos de juego. Por aquel entonces el Torino aún parecía un equipo capaz de responder al rival, pero el tanto de Gosens, en el 29', hizo que el cuadro local empezara a tambalearse.
El penalti de Izzo, al borde del descanso, fue la sentencia del Torino. Zapata lo convirtió y el Torino se fue al descanso perdiendo 0-3. En la segunda parte la debacle sería total.
Porque el Atalanta no neceistó ni diez minutos para encajar otros dos goles, ambos obra de Ilicic. Fue especialmente doloroso el tercero del esloveno, un gol desde casi el centro del campo aprovechando una absurda falta por mano que el balcánico remató directo a puerta porque Sirigu estaba completamente fuera de posición.
El colmo fue la expulsión de Izzo en el 76', tras ver la segunda amarilla (la primera fue en el penalti). El Atalanta se relajó por completo, y los minutos pasaron lentos hasta que en la recta final del partido todo se descontroló de nuevo.
En el 86', Meité cometió un nuevo penalti, este transformado por Muriel, quien volvería a ver puerta otra vez, en el 88' a pase del Papu Gómez. El Torino cortocircuitó y a Lukic se le fue la cabeza y realizó una entrada criminal al Papu que le costó la expulsión directa.
Al final, victoria histórica para un Atalanta que va camino de confirmarse como una alternativa real a los grandes de Italia, máxime ahora que algunos solo lo son de nombre.