El Athletic despierta a tiempo y congela el infierno griego en cinco minutos

Juan Ribón hace 6 años 13.1k
Aduriz anotó un doblete en el Apostolos Nikolaidis de Atenas. EFE

El Athletic club ha recordado, por momentos, al peor Athletic a domicilio de la pasada temporada, a ese Athletic que tiró a la basura la Europa League claudicando 2-0 en Nicosia. Pero esta vez lejos de hundirse ante la adversidad, reaccionó con garra.

El Athletic saltó al Apostolos Nikolaidis con la intención de dominar al rival. Pero si los 'leones' presumen de ser indomables, el Panathinaikos no lo es menos, y con el paso de los minutos encerró a su rival.

Enjauló al Athletic y tiró la llave. Porque los de Ziganda, orgullosos, vieron como el fútbol rudo del Panathinaikos, con la complicidad de De Souza, quizá intimidado por la fama del fútbol griego, anulaba su juego.

Poco a poco las ocasiones llegaron para los de verde, aunque sin peligro real. Tampoco las generaba el Athletic, y lo único que lograban los rojiblancos era desesperearse.

Porque veían que lo que ellos hacían era siempre sancioando, a veces hasta con amarilla, mientras que el cuadro local actuaba con total impunidad. Pero el crono avanzaba sin goles, pese a todo.

Hasta que a la media hora de partido ocurrió lo que nadie en Bilbao quería. La primera jugada de verdadero peligro que trenzó el Panathinaikos terminó en gol.

El Athletic tuvo que cambiar el chip, pero 'anulado' es la palaba que define al equipo de Ziganda en la primera parte. No hubo modo, y el encuentro se fue al descanso.

Tras la reanudación, más de lo mismo. Un Panathinaikos al límite, pero algo más comedido, al ver Kourbelis la tarjeta amarilla al filo del intermedio.

El Athletic se encerró en su campo y se limitó a capear el temporal, como el el 1-0 no fuera tan mal resultado. Su rival olió la debilidad de un león herido, y como hienas se lanzaron a asestarle el golpe de gracia.

Llegó al encontrar Bryan Cabezas un balón suelto en el corazón del área, con el que fusiló a Iago Hererín sin piedad. La eliminatoria se le había torcido sin remedio al Athletic. ¿O quizá no?

Ziganda metió mano al once. Entró Iñaki Williams en lugar de Lekue, el hombre que le había ganado la partida como titular, y al Athletic le cambió la cara. La verticalidad del joven 'león' se notó desde el primer momento.

El Panathinaikos subestimó este cambio, y se relajó. Pasó a defenderse y esperar el fallo del rival para salir al contragolpe. Craso error. Porque llegó Muniain en el 68 con un balón centrado al área desde la banda izquierda, y Aduriz voló.

Voló una vez más, al rescate los rojiblancos, y anotó el primero, en posición legal pese a las protestas. Fue un duro golpe para el Panathinaikos, y su reacción fue la que no debería haber tenido.

En lugar de hacer como el Athletic y venirse arriba, los griegos se acobardaron, y dejaron que el Athletic jugara a placer. Y de nuevo otro centro desde la izquierda, éste de Balenziaga, lo remató en esta ocasión De Marcos. Y partido empatado.

¿Hizo esto reaccionar al Panathinaikos? No. Tuvo que ser tras una internada de Williams por la otra banda, que terminó con un clamoroso penalti de Rodrigo Moledo que transformó Aritz Aduriz.

Sólo entonces, cuando el resultado pasó en seis minutos del 2-0 al 2-3, cuando el Panathinaikos reaccionó orgulloso, pero el Athletic ya había echado el candado al partido. Entró Mikel San José por Beñat, se formó una línea de 5+2 atrás, y obligó al Panathinaikos a sólo poder generar peligro desde lejos.

Aún así tuvieron los griegos un par de ocasiones al final, pero se malograron bien por su poco acierto, o por una buena intervención de Herrerín.

Al final, el infierno griego no fue tal. El Athletic ha arreglado una eliminatoria que tenía perdida en cuestión de minutos, y ahora toca jugar en San Mamés con la satisfacción del que sabe que tiene las de pasar.

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O. De Marcos
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