El Barça anticipa su muerte y el Bayern confirma la hora

Adrián Becerra hace 1 año 27.7k
El Bayern vuelve a pasar por encima del Barcelona. EFE

El Barcelona llegó al choque con el Bayern ya muerto en la Champions League y con la intención de salvar el honor, pero ni eso pudo. Los fantasmas volvieron y el Bayern fue la pesadilla que adelantó la noche de Halloween. Fuerte palo por segundo año consecutivo... y a la Europa League.

El Barcelona tendrá que volver a competir en el segundo torneo de Europa por segundo año seguido después de sufrir otra tremenda caída en la fase de grupos de la Champions, ya con Xavi enteramente como entrenador.

Ni las palancas ni los fichajes han evitado que el equipo 'culé' vuelva a estrellarse. Y otra vez con el Bayern. El Bayern sigue retumbando en las cabezas de los azulgranas y este miércoles volvió a ser esa bruja o ese médico que simplemente confirmó lo que ya era una muerte anunciada.

Con la victoria del Inter, el Barça escuchó por última vez el dulce himno de la Liga de Campeones hasta el 2023 y no pudo ni salvar la autoestima y el orgullo. Desde abajo tendrá que trabajar de nuevo Xavi porque la ilusión que ofreció el equipo en el inicio del curso no dejó imaginar este guion con un final tan terrorífico.

Porque el Barcelona cojea prácticamente en todas las líneas y así se vio en el choque ante un Bayern que sin mostrar su mejor nivel fue superior y dejó completamente noqueado a un Barcelona sin profundidad, sin rapidez, sin dominio y, lo peor de todo, sin ni tan siquiera disparos. El mejor resumen se dio al descanso cuando comenzaron a verse los primeros aficionados abandonando el estadio.

Al final, hasta parte de la grada pidió que los jugadores volvieran al césped para dar la cara porque el Bayern ha marcado los 15 últimos goles en partidos contra los azulgranas. O, lo que es lo mismo, todo marcha en un 15-0 para los alemanes.

Los datos duelen y lo visto sobre el césped, también. Gnabry hizo un daño terrible que comenzó con un balón al espacio para Mané, que ganó en la carrera a Bellerín y lo picó delante de Ter Stegen cuando apenas se había cumplió el décimo minuto de una cita horrible y plácida para los bávaros.

Al Barcelona le falta contundencia en la primera línea y rejuvenecer en un centro del campo en el que Busquets ya no puede cargar con todo el peso como antes, por lo que la sala de máquinas ya no tira tanto para una transición fluida hacia el ataque.

A Lewandowski le tocó bajar demasiado a recibir y se encontró con la sombra de De Ligt. El central desquició al polaco mientras Koundé, más nervioso de lo habitual, provocaba las negaciones de Xavi en el área técnica.

En cada contra, el Bayern se montaba en una moto muy rápida. En cambio, el Barça iba en monopatín. De Ligt cortó lo que pudo ser un peligroso remate de Lewandowski antes de que Choupo-Moting colocara el segundo.

De nuevo, Bellerín hizo legal la jugada y el del Bayern se plantó delante de Ter Stegen para batirlo con un disparo más o menos raso que se coló por debajo de sus piernas. 

Al final del primer tiempo hubo tensión. Bellerín y Ter Stegen sacaron bajo palos y en la contra pitó el árbitro la pena máxima por una acción de De Ligt sobre Lewandowski. El neerlandés montó en cólera porque estaba segurísimo de que había tocado primero balón y tales fueron sus protetas que se llevó la amarilla.

El trencilla se fue a verlo al monitor y acabó negando la pena máxima y quitándole la amonestación a De Ligt porque, efectivamente, tocó balón primero. La cara de Lewandowski lo dijo todo.

Lo que es duro de digerir es que el Barcelona acabó el choque con cero disparos entre los tres palos. Sí, cero. Una estadística demoledora para un equipo que siempre fue percutor y un martilllo pilón. Eso queda en su esencia más profunda, porque ese olor a sangre ya no lo huele el Barcelona si es contra un equipo grande y menos si Lewandowski no recibe. Más claro, el agua.

El primer disparo fue de Busquets a los 53 minutos antes de que a Gnabry le anularan el tercero por un fuera de juego por centíemtros. Poco a poco fueron pasando los minutos y el partido se convirtió más en un reloj de arena que se consume que en otra cosa.

Había falta de corazón y de tranquilidad por el lado rival. Xavi decidió hacer cambios, meter más pólvora para intentar maquillar un resultado que acabó siendo incluso peor con el tanto de Pavard, que la tuvo que empujar, en el tiempo de añadido tras una segunda parte que no tuvo mucho más que añadir.

Los jugadores atendieron a la llamada de la gente y salieron a recibir el escobazo porque ya quedaron barridos por segunda vez de la Champions y tendrán que pelear por el orgullo de levantar, al menos, el segundo trofeo de Europa.

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Sadio Mané
M. Choupo-Moting
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