El Bayern de Múnich hizo los deberes, aunque no con nota, eliminando al Eintracht en las semifinales de la Copa Alemana. Fueron superiores durante casi todo el duelo, pero pagaron no sentenciar la contienda cuando pudieron y acabaron sufriendo.
El Bayern dio un paso más en su conquista de Alemania derrotando al Eintracht en las semifinales de la Copa Alemana. Esta vez, los de Flick no fueron un rodillo. Todo lo contrario. Tuvieron bastantes dificultades por no sentenciar cuando pudieron.
La historia comenzó como siempre. Arrasaban, arrasaban y arrasaban. Basando su juego en la posesión de la pelota y en todo tipo de internadas en el área, eran los mandamases del encuentro. Poco podían hacer los visitantes ante este poderío.
Y no tardó en llegar el primer tanto. Fue obra de Perisic, que remató en plancha un centro lateral a media altura. A Trapp no le dio tiempo a poner las manos y desviarlo. El tanto sirvió para que los bávaros siguieran dominando con suficiencia.
Pero no invirtieron bien este impulso. Hubo varias ocasiones en las que pudieron matar el partido, marcar ese segundo gol -o tercero después, puestos a ello- que terminara de hundir a los de Fránkfurt, pero no lo hicieron. Eso sí, los de Hütter seguían 'k.o'.
En el segundo acto, la película cambió bastante. El Eintracht se mostró mucho más efectivo. Empezó a incomodar al Bayern tirando de contragolpes y de una consistencia defensiva bastante más decente. La guinda la puso el entrenador con un par de cambios.
Introdujo a Kamada y Da Costa, que fueron los encargados de firmar el empate. El primero chutó a la media vuelta dentro del área, pero el esférico rebotó en un defensa. La zaga se quedó petrificada en lugar de despejar y el segundo llegó para mandarlo a la red.
Y ahí, por lo que se vio en el verde, fue cuando los muniqueses se dieron cuenta de que se les estaba yendo de las manos el encuentro. No les costó mucho solucionarlo. Metieron una marcha más y Lewandowksi hizo lo de siempre: marcar en cuanto pudo.
Ya con 2-1 en el marcador, los de Flick volvieron a las andadas. Dejaron bastantes espacios para que sus rivales transformaran las bandas en un correcalles y, de nuevo, no estaban tan imponentes como en las últimas semanas.
Afortunadamente para ellos, no dio tiempo a que el Eintracht transformara esta situación de incertidumbre en el 2-2 y la victoria se quedó en el Allianz Arena. El Bayern, aunque tuvo momentos de debilidad, sigue siendo el Bayern: ese equipo que arrasa con todos.