El Borussia se repone del susto inicial endosándole siete al Paderborn

Juan Ribón hace 8 años 3k
El futbolista del Borussia Dortmund, Shinji Kagawa, culmina con una picadita una sensacional jugada. Twitter

El partido de la Copa de Alemania empezó mal, muy mal para el Borussia Dortmund. Un balón comprometido que Burki no supo sacar encendió las alarmas. Pero el 'rodillo amarillo' no tuvo piedad del modesto Paderborn.

Un error colectivo a la hora de dar salida a un balón sin peligro terminó con el gol del Paderborn. Burki interceptó un centro a nadie y lo puso en juego deprisa. Quizá demasiado, porque su receptor estaba siendo presionado, y se lo devolvió. Y Burki cortocircuitó.

El pase le llegó botando y hacia el arco, pues se hizo como mejor se pudo, lo controló, levantó la cabeza, miró al balón, miró a Lakic, miró al balón, trató de regatear a Lakic... Demasiadas cosas para un guardameta. En resumen: el delantero del Paderborn fue el más listo de la clase y abortó el conato de regate de Burki, empujando el balón al fondo de las redes.

Sorpresa en el Westfallenstadion. El colista de la pasada Bundesliga, actualmente decimotercero de la 2. Liga, se atrevió a dar la campanada a uno de los grandes de Alemania. Pero su gozo duraría poco.

Muy poco. Lo que tardó el Borussia en empezar a funcionar, espoleado por el gol en contra. En diez minutos remontaron, y al descanso ya iban 3-1. Ramos, Castro y Kagawa, este último autor de un auténtico golazo tras un 'tuya-mía' con Gonzalo Castro, fueron los autores de los tantos.

La segunda mitad continuó siendo un monólogo del equipo local. El Paderborn apenas tuvo ocasiones de gol, y el único interés del partido era tratar de adivinar cuántos terminaría encajando el cuadro visitante.

Otros cinco minutos de castigo tuvieron como resultado los goles de Gündogan y Gonzalo Castro, su segundo en su cuenta particular. Poco más hasta el final, dominio absoluto amarillo, que parecía jugar con el Paderborn como un depredador con una presa herida.

Cuando el partido parecía que iba a terminar, dos chispazos de Piszczek y Mkhitaryan culminaron la goleada. El Paderborn llevaba sentenciado 45 minutos, pero no se puede negar que, al menos, dieron la cara y estuvieron por delante del marcador. Ésta no es su guerra.

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