El Celta sale ileso de Valencia

Adrián Becerra hace 6 años 3.2k
El Celta logró la victoria por la mínima en el Ciudad de Valencia. EFE

La afición sufrió con un Levante que lo intentó de mil maneras. El Celta logró llevarse los tres puntos gracias a un solitario gol de Sisto. En la segunda mitad, el equipo de Muñiz mereció alcanzar un empate que no llegó con los cuatro minutos que añadió Álvarez Izquierdo.

Los datos hablan por sí solos, aunque en esto del fútbol gana el que logra colar el balón en ese marco blanco que, a veces, tanto se resiste. Y se le puso cuesta arriba el camino al gol a un Levante que sufrió tanto que acabó perdiendo inmerecidamente.

15 tiros totales del Levante por sólo tres del Celta. Seis tiros a puerta por sólo dos del equipo de Unzué. La efectividad cayó del lado de un Celta que acabó saliendo ileso del Ciudad de Valencia.

No habían pasado ni dos minutos cuando Boateng estuvo a punto de dar la sorpresas con un remate de cabeza que se llenó de veneno y acabó impactando en el larguero tras la mano de Rubén Blanco.

El Levante quiso llevar la iniciativa. En el tira y afloja con el Celta no hubo equipo que tuviera más fuerza hasta que pasó la media hora de partido. Iago Aspas se disfrazó de asistente y le hizo el pasillo a Sisto con un balón perfecto al espacio.

El delantero no se puso nervioso, acomodó el cuerpo y batió a Oier con un disparo raso a su palo largo. El encuentro se rompió en los minutos finales de la primera parte porque el Levante se negaba a ir por detrás en el marcador. No hubo alegría antes del camino a vestuarios.

¡Es que no entra el balón!

Jugada a jugada. El Levante fue arrinconando al Celta en la segunda parte. Muñiz movió el banquillo para meter pólvora y oxigeno, mientras que Unzué buscaba la tecla para poner en pausa un partido que ya había alcanzado cotas altas de fútbol ofensivo.

Rubén Blanco volvió a sacar un pie milagroso y Morales la tuvo hasta en dos ocasiones. En una de ellas cruzó tanto el balón ante la salida de Rubén que acabó lamiendo el poste sin tan siquiera tocarlo...

No había manera de encontrarle las cosquillas a un Celta que se defendió como pudo. El Levante pecó de su falta de puntería y ejemplo de ello fue la última jugada del partido. Luna le puso un balón de los que da gusto decir "métela tú, que a mí me da la risa".

Boateng controló y su volea se fue a las nubes. El balón se perdió lejos del marco de un Rubén que paró lo que le vino y dejó ileso al Celta en Valencia.

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