El de siempre y un nuevo salvador

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Ter Stegen ha empezado la temporada como la anterior. EFE

Cuatro partidos han bastado para que el Barça se haya encaramado en lo más alto de LaLiga en solitario, aunque sin acabar de ofrecer las mejores sensaciones, algo que sólo se entiende a partir del carácter salvador del meta Marc-André Ter Stegen y del oportunismo de Ousmane Dembélé.

El alemán fue determinante con tres intervenciones que evitaron, como poco, el empate de la Real Sociedad. El francés, como ya ocurrió en Valladolid, marcó el gol de la victoria.

Pero, más allá de todo esto, está el planteamiento táctico de Ernesto Valverde, que no acierta con las rotaciones ni tampoco está por la labor de darle minutos a los nuevos fichajes, pese a lo apretado del calendario.

En la tarde del sábado, en el estreno del nuevo Anoeta, el técnico dejó en el banquillo a dos titulares (Busquets y Coutinho), introdujo a Sergi Roberto en la media, le dio el mediocentro a Rakitic y a Rafinha una oportunidad en la medular. El lateral diestro fue para Nélson Semedo.

Pero no funcionó. Semedo no progresaba por la banda, Sergi Roberto y Rafinha no generaban superioridades en la medular y Messi, con tal densidad de adversarios al borde del área, no podía crear nada. A todo ello, Jordi Alba estaba sobremarcado en la izquierda y tampoco por ese flanco había desequilibrio.

La falta de concentración en momentos puntuales de la pareja de centrales y el gol tempranero de la Real complicaron aún más el panorama y al descanso, Valverde se vio obligado a cambiar el guion.

Con solo poner las piezas en su sitio, el fútbol del Barça fluyó un poco más. Para ello, fue fundamental la entrada en juego de Philippe Coutinho por Semedo; Sergi Roberto volvió al lateral derecho; y todo mejoró aún más cuando Sergio Busquets entró por Rafinha.

El Barça que perdía 1-0, le dio la vuelta al partido con tantos de Luis Suárez y Dembélé. El francés, señalado por su alto precio y siempre en las quinielas para abandonar el Barça, se ha convertido en el jugador más determinante en ataque del equipo.

Dembélé marcó el 0-1 en Valladolid y ayer el 1-2 en Anoeta, goles con los que el Barça ha solventado las dos salidas que ha tenido hasta ahora.

Repuesto del susto, dominando más la posesión que el juego, tuvo que aparecer Ter Stegen para acabar con la idea de los donostiarras de sumar al menos un empate, al realizar tres paradas de mérito, tres acciones de uno contra uno propias de portero de balonmano.

Más allá de la nueva victoria, del dominio de la posesión, que no del juego, y de la necesidad de mantener un equipo y un dibujo tipo, Valverde tiene que encontrar la manera de integrar poco a poco a los nuevos fichajes.

El sábado únicamente entró en juego Arturo Vidal para rehacer el 4-3-3 y convertirlo en un 4-4-2 con la idea de mantener el control del juego, pero curiosamente fueron momentos en los que la Real Sociedad generó más peligro.

De los nuevos, el chileno es el único que cuenta. Lenglet apenas juega, Malcom está lesionado, pero tampoco tiene minutos, y Arthur ni viajó a San Sebastián.

Se adivina el éxito del curso a partir de dosificar a los jugadores, de llegar al momento determinante de la temporada con las máximas fuerzas posibles y para ello las rotaciones son imprescindibles.

El martes, en el estreno del equipo de Champions en el Camp Nou y con nuevo horario (18.55, PSV Eindhoven), Valverde tendrá una nueva oportunidad para ir introduciendo poco a poco a los nuevos elementos en juego.

Mientras tanto, el equipo se ha entrenado este domingo. La buena noticia fue que Malcom ha realizado parte del entrenamiento con el grupo. También se han entrenado el meta Jokin Ezkieta y el centrocampista Oriol Busquets, ambos del Barça B.

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