Daniel Batz se vistió de superhéroe en el partido del Saarbrücken, de la Cuarta División Alemana, ante el Fortuna Düsseldorf, de la Primera, en la Copa Alemana. El guardameta se paró un penalti en el tiempo reglamentario y cuatro en la tanda definitiva y logró el pase para los suyos.
Batz es un héroe. De los de los cómics. De los que quedan en el recuerdo de toda una ciudad. Fue el encargado de decir "no" hasta en cinco ocasiones ante el Fortuna Düsseldorf para clasificar a la siguiente ronda a su Saarbrücken. Cayeron con estrépito los de la Bundesliga; celebran con orgullo los de la Regionalliga.
Pronto, los locales dejaron claras sus intenciones sobre el terreno de juego. Se mostraban muy incisivos y superiores a un cuadro a priori de mayor entidad. Las tres ligas de diferencia entre uno y otro bando se quedaron en nada en el cara a cara. Los visitantes sufrían.
La culminación de unos primeros compases de furia fue un tanto de Jänicke a pase de Froese en el 31'. No conseguían sus contrincantes darle la vuelta a las tornas en el verde y la charla del descanso fue vital para ir protagonizando una mejoría en el segundo acto.
Sí que lograron entonces salir del agujero y llegar con peligro, además de ser más solventes atrás. La presencia en el área del Saarbrücken era cada vez mayor y los zagueros visitantes se pusieron nerviosos, pues, en caso de que recibieran el 2-0, la eliminatoria quedaría vista para sentencia.
Este estado de alarma constante acabó radicando en un penalti innecesario. No pudo llegar el empate por parte de los de la Bundesliga; Batz se hizo un paradón para evitar la diana de Hennings, y el Düsseldorf, lejos de hundirse, se vino arriba en búsqueda del pase.
De ahí llegó la épica de Kastenmeier, que salió a rematar un saque de esquina y acabó dándole la asistencia a Jorgensen para que firmara el empate sobre la bocina y forzara la prórroga. Volvieron a ser superiores los locales en el tiempo extra, pero hubo que recurrir a la tanda de penaltis.
En esta, que fue de infarto e histórica, Batz volvió a sacar a relucir su calidad parando la friolera de cuatro penaltis -con el que abortó en el tiempo reglamentario, fueron cinco-. Con el último que detuvo, se vistió de héroe y mandó al Saarbrücken a la siguiente ronda.