La faceta de Ruben Loftus-Cheek como futbolista ya es conocida por todos. Cedido ahora por el Chelsea al Fulham, busca encontrar su explosión en la Premier League. Pero pocos saben su particular mala fortuna con las tormentas eléctricas.
Loftus-Cheek se ha convertido en uno de los principales perjudicados de la gran inversión del Chelsea en el pasado mercado de fichajes. Las llegadas de futbolistas como Timo Werner, Hakim Ziyech o Kai Havertz le dejaron sin hueco en el equipo y, finalmente, decidió salir cedido en busca de minutos. Y eligió Fulham como nuevo destino.
Cambió de equipo pero no de ciudad, Londres. Allí vivió una de las mayores desgracias de su vida. En noviembre de 2017, un rayo cayó sobre el tejado del domicilio del centrocampista, que compartía con su madre, y destrozó gran parte del mobiliario al provocar un incendio. Días después, un segundo rayo volvió a caer en el mismo lugar. Los bomberos no pudieron evitar que parte de la vivienda, después de seis horas de trabajo, quedase casi en ruinas.
"Me da miedo salir cuando hay tormenta. Mi hijo Isaac vive encima del garaje y todo lo que posee está totalmente destruido", recordó al 'Daily Mail' por entonces Juliette Cheek, madre del jugador.
Una mansión de casi dos millones de dólares que se echó prácticamente a perder por una mala fortuna que Loftus-Cheek ya adquirió con este fenómeno desde su infancia. Y es que el diario citado, en el pasado, desveló que ya vivió algo parecido.
Con solo 12 años, un rayo golpeó la ventana por la que el por entonces pequeño Loftus-Cheek estaba mirando en el momento del impacto. Una inoportuna casualidad que ya empieza a dar miedo... Por suerte, tres años después, el centrocampista no ha vuelto a revivir algo similar.